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03 septiembre 2012

En alerta Tala por derrames de combustibles 03/SEP/12


Fugas con aroma a narcotráfico

El robo de hidrocarburos se ha convertido en una fuente millonaria de ingresos para el crimen organizado, que se disputa la ordeña de ductos en varios estados del país.

En Jalisco y en Nuevo León, diferentes organizaciones delincuenciales pelean por el control de los corredores por donde pasan las tuberías de Petróleos Mexicanos (Pemex).
En otras entidades, el robo de hidrocarburos es monopolio del grupo criminal que domina la plaza, es decir, el estado.

Los corredores donde se ha detectado ordeña de ductos son territorios controlados por el crimen organizado para cometer secuestros y producir drogas en narcolaboratorios
El Golfo opera desde el este de Tamaulipas hasta Monterrey, y Los Zetas desde la capital regia, de tal manera que ambos grupos buscan la ordeña clandestina.

En esta problemática, Nuevo León y Jalisco ocupan los lugares quinto y sexto, respectivamente. Los superan Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas y Sonora, en ese orden.
La diferencia es que en los estados que se ubican en los primeros cuatro lugares, una organización criminal controla la ordeña. En cambio, Nuevo León y Jalisco son plazas donde varios grupos están en conflicto.

El caso Jalisco

La Resistencia, el Cártel del Milenio y Los Zetas disputan el robo de combustible en Jalisco.
Pemex indica que esta entidad registró 51 casos de tomas clandestinas entre julio de 2011 y julio de 2012, pero hasta ahora no ha sido posible articular una estrategia de prevención efectiva.

Tan solo en el primer semestre de este año, han sido documentadas 22 ordeñas ilegales en los ductos del estado.

Aunque la delegación de la PGR negó que hubiera indicios de una vinculación de este delito con el crimen organizado, es un hecho que el modus operandi de los ladrones de hidrocarburos es similar al de los cárteles.

Los corredores donde se ha detectado ordeña de ductos son territorios controlados por el crimen organizado para cometer secuestros y producir drogas en narcolaboratorios.

Uno va de Tlajomulco de Zúñiga hasta El Arenal, pasando por Tala hasta antes del municipio de Zapopan. En un año, se han registrado alrededor de 25 robos en este corredor.

En la otra ruta, que va de Zapotlanejo a Degollado, pasando por los municipios de Tototlán, Atotonilco, Ayotlán y Lagos de Moreno, se contabilizan 26 casos.

En sus comunicados de prensa, Pemex señala que han detectado 51 tomas clandestinas, pero solamente han sido detenidas 12 personas. Y esto no implica la desarticulación de alguna de las bandas.

La ordeña de combustible se ha convertido en un dolor de cabeza para Protección Civil de Jalisco, que según datos de la paraestatal, atiende un promedio de cuatro casos de fugas al mes.

El último robo, registrado en el municipio de Tala el 8 de agosto, cerca del Fraccionamiento Los Ruiseñores, evidenció que a las bandas que roban combustible poco les importa poner en riesgo a una comunidad completa.

Y es que esa fuga en particular se encontraba a unos 600 metros de un poblado.
Además, este delito genera pérdidas millonarias para Pemex.

De las 51 ordeñas, Pemex nada más ha podido recuperar 205 mil 194 litros de gasolina, que equivalen a más de 21 millones de pesos.

Presencia del narco en corredores

En junio pasado, la paraestatal reconoció en un comunicado de prensa que el robo de combustible en todo el país aumentó 20 por ciento con respecto al año pasado.

En dicho comunicado, Pemex señaló que las redes de distribución estaban tomadas “por bandas del crimen organizado, asociadas a grupos fuertemente armados”.

Pese a lo anterior, pareciera que el problema no preocupa a las autoridades federales asentadas en Jalisco.

Y es que aun cuando en el municipio de Tala se han registrado 12 robos de combustible en el último año, la delegación de la PGR y Pemex minimizan los hechos.

El vocero de la PGR en Jalisco, Ulises Enríquez Camacho, manifestó que no tienen evidencias de que la ordeña de ductos esté vinculada con el narco.

El funcionario reconoció que los 12 detenidos por robo de gasolina no son cabezas de grupo, sino personal operativo de alguna red delictiva.

HUELE A 22 DE ABRIL

Los vecinos del Fraccionamiento Los Ruiseñores, ubicado en Tala, Jalisco, se sienten intranquilos por la cercanía de sus viviendas a los ductos de Pemex: temen por sus vidas
“Fraccionamiento los Ruiseñores, tu casa en un lugar con cañadas naturales”, dice el promocional de ventas de la empresa Dynamica.

Y sí, hay varias cañadas naturales en la entrada, una de ellas llena de basura porque el camión del servicio recolector solo pasa una vez por semana.

El desarrollo de casas de interés social cuyo precio no rebasa los 250 mil pesos empezó hace menos de cinco años. Y desde el principio ha sido evidente la carencia de servicios primarios.

Pero la falta de iluminación, seguridad, servicios de transporte y agua es un problema menor para los vecinos. Lo que realmente les preocupa es la fuga de gasolina detectada recientemente cerca de sus casas.

Todos tienen miedo

“Desde hace 15 días sentí el olor a gas, y yo pensé que a algún vecino se le había escapado. Yo me aseguré de cerrar el mío, pero el olor seguía. Yo ignoraba eso de que aquí están los ductos de Pemex. Cuando compre aquí, nadie me dijo”, dice Amelia García Gaspar, un ama de casa que no puede ocultar su preocupación.

Ella y su vecina Lourdes Sánchez Sandoval relatan que la noche en que se detectó la fuga, los residentes del lugar se alarmaron.

“Imagínese, aquí hay muchos niños. A veces le da a uno miedo dormir y no despertar, por lo mismo de los malos aromas”, señala Amelia García.

A menos de 600 metros, en la parte alta del fraccionamiento, Pemex logró controlar una toma clandestina de la que brotaba diésel. De no haber intervenido el personal de la paraestatal, el combustible pudo haber llegado a las calles del fraccionamiento.

“Yo digo que hasta que no nos pase algo como en las explosiones del centro de Guadalajara, hace como 20 años, yo pienso que nos van a hacer caso”, advierte Amelia García Gaspar.
En alrededor de 800 viviendas habitan más de mil familias. Pero muchos vecinos señalan que no están al tanto del problema porque se encontraban trabajando cuando fue detectada la fuga.

“Me quedo preocupada. Yo dejo a mis hijas para ir al trabajo y no sé qué pueda pasar”, apunta Erika Bañuelos Huerta, empleada de Flextronics, minutos antes de tomar su camión rumbo al trabajo. Y regresa en la madrugada.

“Cerca de mi casa pasa una de las líneas, como a 50 metros. Yo me di cuenta después que compré porque de pronto había hundimientos de la tierra, luego entendí que eran las líneas de Pemex”, relata Florentino Zamora, vecino de Los Ruiseñores que trabaja como policía.
Cuenta que con frecuencia los visita personal de Pemex.

“Yo pienso que para hacer sus inspecciones, pero no sé. Yo no sabía. De hecho, cuando llegué vi que dejaron un camellón enorme, yo creí que era para que los niños jugaran, pero no, luego supe que era para tapar los ductos”, dice Zamora.

Este policía auxiliar del Gobierno del Estado señala que cualquier día pueden ser víctimas de la “gente sin conciencia” que roba gasolina sin pensar en el daño que puede causar.

Daño ecológico irreversible

Tala es el municipio que tiene más tomas clandestinas en Jalisco. Fueron encontradas 12 en el último año.

La penúltima fuga de gasolina mató animales y destruyó plantíos y árboles en el poblado Los Patos del ejido Cuisillos, cerca de otro fraccionamiento de interés social, Las Acacias.

El derrame se extendió a lo largo de 2.3 kilómetros y formó una laguna de gasolina de poco más de 30 centímetros de profundidad en una zona agrícola donde hay cultivos de caña.

El daño es irreversible.

Todo el lugar huele a combustible estancado. Y lo peor del caso es que personal de Protección Civil de Tala hizo cuatro excavaciones para drenar el combustible, lo cual pudo haber afectado los mantos freáticos.

“Es la forma como nos aseguramos que no se expanda más la fuga, pero es cierto que podríamos haber causado el daño hacia abajo”, admite el titular de la dependencia, Santos Virgen.

Varios kilómetros a la redonda, todo está muerto. Y las cuatro pozas no se taparán hasta que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realice el estudio del suelo.


Ahora el control de daños está entrampado en la burocracia. Protección Civil controla el derrame y, en su caso, el fuego. Pemex tapa la fuga y pide ayuda a la Profepa.

La Profepa argumenta que no tiene información completa por parte de Pemex. “Pasan los días, y no pasa nada”, explica el director de Bomberos de Tala.

Por ser tierras de cultivo, es urgente tener un dictamen. Pero la fuga en Los Patos ocurrió el 24 de julio pasado, y 15 días después sucedió el derrame en Los Ruiseñores.

En Tala es el cuento de nunca acabar. Y mientras, los ductos siguen a merced de bandas de la delincuencia organizada que solo tienen que escarbar entre 80 y 150 centímetros para obtener el preciado tesoro. Por eso Jalisco es un paraíso sin ley.

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