Con ocasión del Centenario de la Promulgación del Dogma de La Inmaculada, en el año 1954, el Reverendo Padre Fray Felipe de Jesús López, de la Orden de Frailes Menores, le ofreció a la Virgen, como regalo, integrar un grupo de mujeres jóvenes que se consagraran a Dios y se dedicaran a la tarea de recristianizar los ambientes laicos, sobre todo en las escuelas e instituciones oficiales, donde la presencia de religiosos y sacerdotes era escasa, y para ello fundó un Instituto Femenino Secular.
El entonces Arzobispo de Guadalajara, D. José Garibi Rivera, quien anhelaba tener en su Arquidiócesis un Instituto Secular, alentó al Padre Felipe para que concretara su idea, y le dio por escrito la autorización “ad experimentum”. Así dio inicio el Instituto Secular Legionarias de María Inmaculada, en Etzatlán, Jalisco (cuya Parroquia atienden los Religiosos Franciscanos), con la bendición de la casa matriz, que llevó a cabo el Arzobispo Coadjutor Francisco Javier Nuño Guerrero, el 7 de diciembre de 1961.
Gradual crecimiento
Años después, el Cardenal José Salazar López la aprobó como Asociación Pública de Fieles, y en el año 2001 el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez le concedió la aprobación como Instituto Secular de Derecho Diocesano. Actualmente, miembros de este Instituto se encuentran presentes en las Diócesis de Tepic, Aguascalientes y Zacatecas, así como en las Arquidiócesis de Xalapa y de México, Distrito Federal.
El Instituto cumplirá cincuenta años, y con el fin de agradecer a Dios todas las bendiciones que ha regalado a las Legionarias, ha dado inicio a un AÑO JUBILAR, del 7 de diciembre de 2010 al 7 de diciembre de 2011, en el que se llevarán a cabo diferentes actividades, de acuerdo a su carisma y misión: La Espiritualidad Eucarística, Mariana y Franciscana.
Festejo y compromiso
La celebración del Jubileo por el Cincuentenario de su Fundación, ofrecerá, a cada una de las Legionarias de María Inmaculada, una oportunidad para recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y abrirse con confianza al futuro (Cf. NMI 1b). Éste será el modo de celebrar la gracia de su vocación, que como consagradas seculares desean reafirmar su firme voluntad de permanecer fieles a su propio carisma y misión, recreándolo hoy a la luz de los desafíos de la vida social, cultural, laboral, profesional y eclesial.
Esta vocación es, asimismo, un llamado a vivir el Evangelio de acuerdo al espíritu de San Francisco de Asís; siendo luz y sal de la tierra, para iluminar y dar sabor, sobre todo en este momento de la historia, en que hombres y mujeres viven fragmentados, en un mundo desigual y hambriento de sentido, dado el relativismo y el laicismo que guían muchas veces sus vidas. Con gran esperanza, quienes integran este Instituto quieren decir al mundo que se puede vivir cristianamente.
Por ello, han asumido también el reto de seguir construyendo una gran historia y anhelan ardientemente poner los ojos en el futuro, hacia el cual sienten que el Espíritu las impulsa para seguir trazando el recorrido iniciado desde hace cuarenta y nueve años. Es por eso que decidieron vivir este Jubileo en actitud de conversión, iluminadas por la Palabra, para discernir los signos de los tiempos que orienten su misión y poder transformar el mundo desde dentro, amando, buscando sanar la vida, alegrarla, confortarla y testimoniar la belleza de Jesucristo pobre y crucificado, y de María Inmaculada.
Para llevar a cabo todas estas tareas, ruegan a todos sus amigos y bienhechores, a los señores Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y fieles laicos en general, que las encomienden al Señor, pidiéndole que las bendiga y les conceda sus abundantes gracias.
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