La revista mexicana de interés general Contenido...Publica una entrevista con el ex presidente municipal de Etzatlán
Ignacio Téllez González: Un diputado que dignifica su labor
Mientras diputados federales de la bancada panista estaban en la capital mexiquense en una reunión con funcionarios y personalidades en materia de seguridad pública, un solitario legislador de ese partido estaba en huelga de hambre en demanda de la aprobación de las reformas laboral y política: Ignacio Téllez González ―de 42 años de edad, casado, padre de 2 hijos de 15 y 10 años, respectivamente―, quien se instaló en el centro de la explanada principal del Palacio Legislativo de San Lázaro y colocó, junto al asta bandera, una pequeña carpa blanca. Y luego, en su trinchera, esperó.
Por Nazaret Estrada
Después de 10 días de protesta y con 6 kilos menos, el político blanquiazul recabó 209 firmas de diputados federales del PRI, PAN, PRD, PT, Convergencia y PVEM que se comprometieron a trabajar en la reforma laboral. No fue su único triunfo, pues su acción “lo catapultó a la fama” (explica en tono de broma), por lo menos en lo que respecta a las redes sociales. Su página de Facebook cuenta con 506 seguidores, en tanto que otros 100 están suscritos a su página de Twitter.
De bracero a empresario Téllez González creció en un hogar jalisciense donde hubo pobreza y una numerosa prole. Su padre era un hombre cariñoso, hábil mecánico, pero enfermo de alcoholismo. Su madre, ama de casa, era muy afectuosa. Su infancia, no fue fácil. Muchas veces tuvo que trabajar en lo que pudo para llevar algo de dinero a su hogar. A pesar de las penurias sufridas, terminó el bachillerato cuando sólo tenía 17 años de edad. Es en esa época, a principios de los 80, cuando tomó conciencia de su situación. Dado que su preparatoria estaba a 5 horas de distancia, se vio obligado a vivir en una casa de estudiantes. Allí, lejos de su familia, aprendió a valorar lo poco que tenía y también decidió, por falta de recursos, dejar la escuela e irse de bracero. Después de sobrevivir durante medio año en la ciudad californiana de Los Ángeles, el ahora diputado, aprendió lo que es el hambre, la soledad, el racismo y la falta de cobijo. Su suerte cambió cuando conoció a unos paisanos que se apiadaron de él, le dieron techo y le consiguieron empleo en una fábrica de telas. Desde entonces, el trabajo ya no le faltó. Siete años más tarde, regresó al país con dinero y con una obsesión: ayudar a los jóvenes de su natal Etzatlán para que no les faltase ni el trabajo ni la escuela. Como a él le sucedió. Su trabajo comenzó por abrir una tienda de abarrotes (se inspiró en la que alguna vez administraron sus abuelos y bisabuelos), en la que trató de vender mercancía al más bajo costo. De esa manera ayudaba a las familias del lugar. Diecinueve años más tarde, es dueño de varios “supercitos” instalados en diferentes municipios. Y, no sólo eso, después de todas las penurias que pasó en Estados Unidos, en 2004 consiguió la ciudadanía de aquel país. Dos años después el próspero comerciante decidió que no podía cambiar las cosas únicamente desde el mundo de los negocios, así que optó por afiliarse al Partido Acción Nacional. Entregado totalmente a su carrera política despuntó rápidamente y en 2007 se convirtió en alcalde de Etzatlán, un municipio de 18,000 habitantes, cuya cabecera está a unos 96 kilómetros al noroeste de Guadalajara. Entre sus primeras medidas estuvo restringir el horario de bares, vinaterías y cantinas con el fin de disminuir el alcoholismo. También emprendió una campaña contra la drogadicción, la que no se limitó a dictar conferencias sobre este problema de salud, pues incluyó un combate frontal a las narcotienditas. Si un joven era llevado a la cárcel por encontrarse borracho o drogado, era transferido a Centros de Atención a la Violencia Intrafamiliar en los que recibía apoyo para liberarse de su dependencia. Además, el Ayuntamiento destinó una sexta parte de su presupuesto al rescate de espacios comunitarios, así como a la creación de nuevas unidades deportivas que muy pronto se saturaron de jóvenes deseosos de hacer algo positivo en su tiempo libre. Con estos antecedentes no causó sorpresa que en julio de 2009 el popular presidente municipal se transformara en diputado federal (representa al Distrito I de Jalisco, con cabecera en Tequila), gracias a una campaña que giró en torno a la idea de ayudar y procurar al prójimo. Desde su llegada al recinto de San Lázaro el inquieto legislador decidió que no se limitaría a pronunciar encendidos discursos. Por ejemplo, en noviembre pasado, cuando el Congreso discutía la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2011, Téllez González ingresó con un catre al Salón de Plenos, con toda la intención de pernoctar allí hasta que se aprobara la reforma laboral. Se retractó únicamente porque los secretarios de Gobernación (José Francisco Blake Mora) y del Trabajo (Javier Lozano), le comentaron que ya se había negociado la aprobación de la medida (lo cual resultó falso); de otra manera se hubiera quedado allí hasta que hubiese logrado su objetivo.
Una voz en el desierto Téllez González asegura no vivir de la política (sus ingresos provienen de sus tiendas de abarrotes). Reitera que su interés es ayudar a “su gente”. Dado su origen afirma saber lo que es la pobreza y el hambre, la vida le enseñó a luchar y abrirse camino. ―A quien le debemos el puesto, no es al líder político ―dice― sino al pueblo. Muchos compañeros diputados se olvidan de eso; yo no. Somos representes populares y no estamos viendo por las necesidades de nuestros electores, con quienes debemos comprometernos al máximo. El panista afirma que el primer paso para beneficiar a la sociedad es reformar las leyes que regulan las relaciones laborales, el régimen político y las finanzas públicas. ―La primera no se actualiza desde hace 40 años. En ese entonces pocas mujeres trabajaban, por eso hoy no se contemplan ninguno de sus derechos. Ahora ellas representan más del 44% de la fuerza laboral, ocupan muchas veces los mismos puestos que los hombres y sin embargo, ganan menos. Yo quiero que estén en igualdad de circunstancias. También quiero que los jóvenes sean contemplados para que estudien y trabajen ―señala. Respecto a la reforma política, Téllez comenta que, desde su punto de vista, son los partidos y no los electores quienes deciden el rumbo del país. ―Si también se reforma la educación, la gente estaría más preparada y podría exigirnos más. La ley hacendaria ha sido modificada de acuerdo con las necesidades de los ingresos, más no para cubrir los rezagos de pobreza ―dice. Aunque las intenciones del diputado son muy loables, no han encontrado eco entre otros legisladores. Él, como muchos otros políticos de buena fe, choca contra la pared. ―Veo con frustración y tristeza que algunos grupos de poder no tienen interés en que el país prospere. Ahora que estoy en las sesiones de la Comisión Permanente me doy cuenta de cómo perdemos el tiempo en frivolidades, en lugar de actuar. Pasan los gobiernos, pasan las legislaturas y cada día que pasa, México retrocede ―se lamenta. A pesar de todo, el político panista asegura que no descansará hasta que sus compañeros de Cámara tomen conciencia y pongan manos a la obra. ―Nuestra patria merece un mejor destino ―concluye con esperanza.
Fuente: http://contenido.com.mx/2011/04/ignacio-tellez-gonzalez-un-diputado-que-dignifica-su-labor/
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