18 marzo 2013

Muestran pinturas de la Región Valles en Guadalajara 16/MAR/13


Identidad y paisaje

El paisaje, además de género pictórico, durante el siglo XIX se constituyó como un elemento de identidad y referente nacional en la pintura de los países hispanoamericanos. En la primera mitad de esa centuria fueron los pintores extranjeros los que más se ocuparon del registro geográfico de las tierras visitadas. El deslumbramiento ante las montañas nevadas, los extensos valles y las costas indomables fueron la motivación principal para realizar series de sus visitas a los países del nuevo mundo con las puertas recién abiertas después de los movimientos independentistas. Johann Moritz Rugendas (1802-1852) fue un pintor alemán que recorrió las cordilleras y valles de México y Chile, y uno de los más significativos artistas de este movimiento que por una parte se mostraba como una consecuencia de la ilustración y por otra como atisbo del romanticismo.

Doscientos años después, Marco Aníbal Cárdenas reelabora el género y domestica la materia para comunicarnos su propia percepción y sentido de la luz y la naturaleza de esta parte del mundo. Cárdenas, desde hace varios años se ha dado a la tarea de hacer un registro de paisajes de las regiones de Jalisco, cuadros en los que principalmente explora la naturaleza, calles y casas de pueblos y antiguas alcaldías mayores ahora convertidas en ciudades medias. La costa, los valles, Etzatlán, Ameca, la sierra occidental adquieren, como lo dice el pintor, “un carácter y temperamento”.

La percepción física y emotiva es la cualidad que hace la diferencia en estas series que capturan una luz y unas atmósferas que el artista transmite cabalmente.

Como herramienta principal están las decenas de fotos y bocetos que llegan a conformar la pieza única que nos pone frente a una esquina en Ameca o Etzatlán; o el magnífico que descubren un juego de geometría y naturaleza en los valles que atisba desde la sierra de Mascota.

No es pintura pasada de moda, es arte pictórico en el que el artista echa mano y sentimiento de sus recursos técnicos. Más de alguno de estos paisajes se acerca al carácter del arte abstracto, en otros trasciende el realismo y encuentra colores que definen atmósferas. Su manejo personal de la materia pictórica en ocasiones los muestra como si fuera hecho con gis de colores.

No está ausente el elemento humano y anota aquello que siente; es la última visión de una escena, como el carro de mulas que cargaba arena en Cihuatlán. Una observación dilatada del paisaje como objeto de estudio y creación hacen de este “novísimo” pintor viajero que nos reencontremos con la magia del que ha enamorado la materia plástica.

El mar, la montaña y el paisaje de una arquitectura vernácula hacen de este “Retrato regional” un valioso documento artístico en esta era, de cultura táctil y auditiva que nos desentrena el ojo avizor que se asombre ante la naturaleza y reflexione ante los efectos que causa la intervención humana.

Una buena oportunidad para acercarse al arte pictórico en el sentido amplio de manejo de la materia y autenticidad del artista es esta selección personal que el artista nos muestra en la Biblioteca del Centro Universitario de Ciencias Sociales hasta el 22 de marzo.

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