21 junio 2014

Las misteriosas piedras bolas 21/jun/14

Por: Carlos E. Parra Ron

“Muchos las veíamos, pero no les tomábamos aprecio” eso decían los ancianos a los que se les preguntaba que si cuando eran chicos las habían visto. En realidad para muchos que pasaron cerca de donde se encontraban ellas, no les causaban ninguna admiración o más bien ni se fijaban en ellas. Y fue hasta el año de 1967 cuando Mr. Ernest Gordon, un ingeniero norteamericano que era superintendente de las minas de oro y plata de la Compañía Amparo Minning Co., se interesó en ellas y realizó varias investigaciones descubriendo algunas que se encontraban semi-cubiertas, pero un trabajador de él le dijo que para que trabajaba tanto, si cerca de ahí las bolas se encontraban a “flor de tierra”, dicho en otras palabras en la superficie.
Foto: @somosjalisco

El ingeniero le pidió que lo condujera hasta ese sitio y se encontró con un número considerable de bolas y para su sorpresa había una bola de aproximadamente tres metros de diámetro, Gordon siempre interesado en estos temas conocía el trabajo de un prominente geólogo y etnólogo de nombre Mathew Stirling, mismo que había descubierto en Costa Rica, unas piedras bolas de granito finamente talladas, pero mucho más pequeñas, mismas que habían sido indiscutiblemente talladas por la mano del hombre.

El ingeniero Gordon, tomó fotografías y se las envió junto con la información de su ubicación a Mr. Stirling, quién ni tardo ni perezoso tomó un avión a la ciudad de México y de ahí se trasladó a Guadalajara. Eso fue en diciembre del año 1967.

Cual va siendo la sorpresa al ver 17 piedras bolas en una misma área, además otras regadas alrededor, aunque en realidad no todas conservaban la circunferencia casi perfecta, había unas en forma de pera y otras muy pequeñas que inclusive estaban pegadas entre sí, de esa forma el erudito determinó que no eran producto del hombre, sino que de la naturaleza.

A partir de ese momento el interés creció a tal grado que la misma revista internacional National Geographic, envió a su equipo de fotógrafos y reporteros, quienes junto con científicos del Instituto Smithsoniano y el U. S. Geological Survey (Servicio Geológico de los Estados Unidos) organizó una expedición encabezada por él geólogo Robert Smith, mismo que al examinar las famosas piedras dedujo que eran de origen volcánico, similares a unas encontradas en el estado americano de Nuevo México, nacidas en depósitos volcánicos, pero aquellas no rebasaban los .60 centímetros de diámetro.

El informe que rindió el Sr. Smith, reveló entre otras cosas que las esferas se debieron solidificar hace unos 40 millones de años, entre candentes cenizas que provinieron de alguna corriente de lava volcánica, aseverando que los depósitos de la corriente de lava debieron de haber cubierto la Sierra de Ameca y la erosión los hizo desaparecer a excepción de unos cuantos vestigios.

Foto: panoramio.com
Las esferas se formaron por cristalización a temperaturas muy elevadas. Muchos han sido los mitos sobre estas maravillosas Piedras Bolas, inclusive se llegó a decir que en su centro contenían una cantidad de oro y algunas de ellas fueron dinamitadas, otros decían que ahí habían habitado unos gigantes, pero la verdad es que fue un regalo más de nuestra madre naturaleza y que están regadas en un área que conjunta a tres municipios muy importantes, que son: Etzatlán, Ahualulco de Mercado y Ameca, Jalisco.

Las Piedras Bolas, son por su tamaño, únicas en el mundo. Dato curioso: Nos platicaron que en una ocasión unas personas del pueblo, trataron de llevarse una de las tantas piedras bolas, con el fin de investigar si era o no cierto que su centro era de oro puro y arrimaron un camión de volteo a una ladera para rodar la enorme esfera y que cayera justamente en la caja del automotor. Y si, los cálculos fueron exactos, no fallaron, justamente la piedra bola cayó dentro del camión, pero en lo que nunca pensaron fue en el peso de esta, así es que de inmediato en cuanto el vehículo sintió el peso quedó… ¡Con las llantas delanteras, el motor y el chofer, prácticamente volando! El final de esta historia, no me la platicaron, así es que se las dejo a su imaginación.


Algunos datos fueron obtenidos del libro: Calendarios de festividades del Prof. Roberto Franco, de Tala, Jalisco.

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