Dolores Mariana González Orozco
Por: Carlos E. Parra Ron
Hoy quiero felicitar a esta gran mujer quién nació el día
28 de julio de 1901 en Zapopán, Jalisco, en la Basílica de Zapopán se encontró
su fe de bautismo con los datos que coincidían plenamente con los que ella me
hacía mención. Fue hasta entonces que se da cuenta de su verdadero nombre que
es el de Mariana, más sin embrago todo el tiempo fue llamada Dolores, tal vez
fue porque nació un viernes de Dolores.
En el año de 1954 en busca de una mejor forma de vivir
llegan a Etzatlán, encontrando aquí la oportunidad anhelada, lo cual fue el
motivo principal por lo que a la fecha sigue radicando en este hermoso lugar y
que según ella no lo cambiaría por ningún otro.
Actualmente su descendencia ascendía en el año 2012 de la
siguiente manera: 2 hijas, 20 nietos, 89 biznietos, 133 tataranietos, 6
choznos, que vienen siendo esta la 5ª. generación, haciendo un total de
parentela hasta esa fecha 250 personas, hasta el día de hoy ya no tengo la
cuenta exacta pero de seguro que ha de haber crecido. (hay 2 más)
Todas sus familias desean de todo corazón que Dios les
permita tenerla por mucho más tiempo, ya que en la actualidad goza de regular
salud, gracias a Dios y a ella, una mujer que siempre ha cuidado mucho su
alimentación, cabe mencionar que se basa principalmente de cereales, pastas y
tortillas, en muy raras ocasiones utiliza la carne en su dieta, nunca ha
consumido los mariscos, ni el aceite, ya que cocina únicamente con manteca
natural de cerdo.
A sus 113 años se siente muy bien, solo que ya no puede
hacer lo que apenas hace un par de años todavía hacía pues no necesitaba lentes
veía y leía muy bien, tampoco el bastón y menos silla de ruedas, contaré una
anécdota ocurrida en estos días: Una de sus nietas se dio a la tarea de
consentía que le consigueran una silla de ruedas para facilitar su traslado a
la Casa de la Cultura en donde recibió una presea, procurando que se sintiera
lo más cómoda posible, pues bien como respuesta se encontraron un rotundo no,
para ella fue una ofensa esta propuesta, y les repetía una y otra vez que
todavía podía valerse por sí misma.
Diario por las tardes disfruta sentarse fuera de su casa
para ver pasar a la gente, actualmente vive con su hija María y como dice
Lolita: “Vivimos juntas, pero no revueltas”.
No cabe duda que esta longeva mujer es un ejemplo de vida
y nos sentimos todos los etzatlenses orgullosos de tenerla como una prominente
hija adoptiva de este lugar semilla que ha dado prodigioso fruto.
Carlos Enrique Parra Ron A la izquierda doña Clarita (QEPD) cuando cumplió 104 años y Lolita cuando cumplió 111 años...
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