Lo que el Ayuntamiento de Etzatlán me quitó.
Son muchas veces en las que como ciudadanos,
nos quejamos mencionando que tenemos el gobierno que merecemos, pero pocas las
veces en las que en verdad tomamos acción y levantamos la voz cuando sucede una
injusticia, lo que me lleva a tomar la libertad de escribir lo acontecido este
fin de semana en Etzatlán.
Como cada año, espero con ansia la llegada de
las Fiestas Patronales de Etzatlán, motivo perfecto para visitar a mi familia y
seres queridos, así como visitar uno de los lugares que más quiero: Etzatlán.
Este año no fue la excepción y visite como desde hace ya varios años este lugar
tan bonito.
Todo comienza el día Sábado 26 de Octubre, a
mi llegada al centro del municipio a eso de las 2 pm, donde al llegar al centro
a bordo de mi vehículo, veo un señalamiento que indica que durante las Fiestas
y por la tarde “Queda Prohibido Estacionarse frente al Santuario” para dar ese
espacio a los sitios de Taxi. Hasta aquí todo muy bien, ya que me pareció una
medida sensata para dar fluidez al primer cuadro del municipio, y por lo que
respetando dicha indicación así como pensando en no causar ningún
inconveniente, me dispuse a buscar un lugar cercano para estacionarme, ya que
el hotel donde me hospedé se encontraba en el centro.
Después de varias vueltas a la cuadra, pude encontrar un lugar para estacionarme en
la calle Juárez en el tope que se encuentra justo antes del Jardín de Niños
Club de Leones, casi afuera de una tienda llamada China´s Store.
Como sabía que iba a utilizar mi vehículo
hasta el día siguiente, me pareció un buen lugar para dejarlo, ya que no
violaba ninguna medida dispuesta o señalada: no invadía alguna banqueta, no
estaba sobre la línea amarilla o tampoco tapaba ninguna rampa, pero sobre todo
respetaba la indicación de “Queda Prohibido Estacionarse frente al Santuario”,
ya que no me encontraba frente al Santuario, sino a una cuadra de él. Por lo
que tuve la tranquilidad de que dejé mi vehículo bien estacionado.
Ya por la noche, previo a regresar al hotel,
voy a mi vehículo para sacar unas pertenecías y revisar que todo estuviera en
orden. Veo que todo está bien y me
dirijo a descansar.
A la mañana siguiente, Domingo 28 de Octubre,
alrededor de las 10 am, voy al mismo lugar donde me estacione el día anterior y
me llevo una gran sorpresa: Mi carro ya no estaba.
Lo primero que vino a mi mente fue que lo
habían robado, con la preocupación y angustia que esto conlleva. Entre pánico y
frustración, comencé a llamar a mis familiares para avisar de la situación.
Entre el desconcierto, me di a la tarea de
preguntar a las personas que se encontraban cerca del lugar, si habían visto el
vehículo, sin obtener información que
pudiera ayudarme a localizarlo.
Hago un paréntesis para comentar que nunca me
había encontrado en una situación de este tipo y la verdad no se la deseo a
nadie. Cada minuto que pasa es más
angustiante que el anterior, imaginando que sin previo aviso, puedas ser
privado de tus pertenencias.
-“Creo que se lo llevó la grúa”- me dijo una
persona vecino de la zona. “Se lo llevaron a las 6 de la mañana”
Una parte de mi respiró con tranquilidad. Al
menos no se lo robaron, pensé.
-“¿Y a dónde se los llevan?”- le pregunté.
-“La verdad no sé a donde se los estén
llevando, puede preguntar al tránsito que está ahí en la esquina.”-
En ese momento, me dirigí al agente vial que
se encontraba en la esquina de la calle y le pregunté si sabía donde se estaban
llevando los vehículos recogidos por la grúa y si tenía algún indicio de si se
habían llevado un vehículo con las mismas características que el mío.
-“La verdad no sé a donde se los llevan,
nosotros como agentes nada más venimos de apoyo. Aparte no hemos recogido
vehículos, apenas vamos a empezar ahorita.” -Me respondió.
Con este comentario, otra vez, para mi mala suerte, la posibilidad de que
había sido robado regresó.
Uno de los locatarios me comentó que si se lo
llevó alguna grúa, probablemente estaría en el Lienzo Charro, por lo que en ese
momento, uno de mis familiares me hizo favor de llevarme a dicho lugar. No
encontramos nada.
Un vecino del Lienzo Charro, me sugirió
buscar también en la Plaza de Toros. Mientras el tiempo pasaba y la angustia
crecía, esto ya parecía más al juego del teléfono descompuesto. Como sentía que
no tenía nada que perder, mi familiar hizo favor de llevarme a la Plaza de
Toros.
Como era de esperase, no había señales de mi
vehículo.
La Plaza de Toros estaba sola, a puerta
cerrada, sin ningún indicio de que en ese lugar hubiera algún vehículo llevado
por la grúa.
Ahora, si, las opciones se agotaban.
Al no tener éxito en nuestra búsqueda, nos
dirigimos de nueva cuenta al lugar donde había dejado estacionado mi vehículo
la noche anterior y por casualidad, vimos una grúa en la zona. Me acerqué a
ellos y le pregunté que a donde llevaban los carros remolcados. Me dice que a
la Plaza de Toros y le comento que vengo de ahí y está cerrado todo y no hay
información de que ese sea el lugar donde van a llevar los vehículos. Le
pregunté si sabía de mi carro y me contestó que no tenía idea.
“Ahorita le abren y vemos, aquí traemos la
llave”
Hasta este momento, ya no sabía si reír o
llorar, ya que después de hacer la búsqueda del vehículo de lado a lado del municipio,
todo parecía tan simple como buscar “al que trae la llave”. Vaya usted a saber quién
es.
Una vez que llegamos al lugar, “el que trae
la llave” abrió la discreta puerta de la Plaza de Toros. Mi vehículo y el de
otra persona, estaban ahí. Al fin respire.
En ese momento esta otra persona propietaria
del otro vehículo también iba llegando por el suyo. Igual o más desconcertado
que yo, ya que comentó que llevaba horas buscando su auto.
Al llegar el momento de querer retirar mi
vehículo, me comenta el operador de la grúa: “Son $700 pesos.”
-¡¡¡¿¿¿$700 pesos!!!??? ¡¡¡¿¿¿De qué???!!!
-“De la multa” -me respondió.
-“¿Multa? ¿Multa de qué?”- le dije.
-“Por estar mal estacionado”- me contestó.
-“¿Cómo que mal estacionado? No invadí
banquetas, no estaba en línea amarilla, no obstruí ninguna rampa, pero sobre
todo, respete totalmente el señalamiento puesto de “Queda Prohibido
Estacionarse frente al Santuario” ¿cómo puedes argumentar que estaba mal
estacionado? “ -argumenté.
-“A nosotros solo nos dieron la indicación”
-me respondió encogiéndose de hombros.
El otro propietario del vehículo me comentó
que no perdiera mi tiempo, que al final los operadores de las grúas solo
realizaban su trabajo acorde a las indicaciones que habían recibido. En lo cual tenía toda la razón.
Como única opción para liberar mi vehículo y
me dispuse a pagar los $700 pesos que me pedía sin obtener algún folio o
comprobante del pago, no porque no lo pidiera, sino porque no contaban con
alguno. Solo me fue dado a firmar un “Inventario de Unidad Siniestrada” con el
concepto “Mal Estacionado.”
Es bien conocida la frase “El desconocimiento
de la Ley, no exime de su cumplimiento”, la cual acato completamente. Sin
embargo por donde le busco, no encuentro ninguna Ley o Reglamento que por mi
parte haya sido violado.
“Estuvieron avisando” -finalizó el personal
que me hizo firmar la hoja.
¿Estuvieron avisando? ¿Cómo? Si ni algunas de
las personas que viven cerca de la zona o locatarios con los que platiqué
estaban enterados con exactitud de la situación o de donde serían remolcados
los vehículos más allá del letrero “Queda Prohibido Estacionarse frente al
Santuario” (cosa que repito, no hice) ¿Cómo esperan que la gente que vivimos fuera
de Etzatlán conozcamos con certeza los caprichos de cada Administración en
cuanto a festividades y cierres viales, si no se encuentran señalizados para el
público en general?
Ni hablar.
Parece que como mexicanos nunca le vamos a
ganar al argumento de un servidor público de “Fue la indicación que nos dieron”
ni a la impotencia que este genera.
Más que una queja, escribo estas líneas para
hacer un llamado al Ayuntamiento actual para tomar esto como una experiencia
para mejorar la señalización que existe dentro del municipio, sobre todo en
festividades y eventos especiales, ya que habiendo reglas claras, el juego es
más justo, sobre todo para las personas que como su servidor y muchos otros
turistas que no tenemos la dicha de vivir en el municipio, pero si generamos
derrama económica, nos acatamos a lo que, poco o mucho, vemos señalizado.
De esta manera nos será más fácil el cambiar
de vergüenza a orgullo la frase:
“Tenemos El Gobierno Que Merecemos.”
Texto de Joaquín H.
NOTA.. Este dato lo tiene el perfil del Ayuntamiento de Etzatlán y el Alcalde, Mario Camarena, no contestó.
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