El Amparo un rincón lleno de historias 4/agos/20

“ETZATLAN, MINA EL AMPARO, JALISCO MÉXICO XVI.

Etzatlán no solo tiene un nombre bonito, fue uno de los primeros asentamientos españoles de la región, siendo incluso más antigua que la propia Guadalajara, debo confesar que visitar esta población no era la intención principal, conducía con mi amigo Gabriel, en busca de leyendas e historias de minerales preciosos, apenas si la usaríamos de tránsito para encontrar una brecha que nos llevaría a ´´El Amparo´´ una mina colonial abandonada, una vez que tomamos el camino de terracería, apenas si vimos las torres de sus iglesias de reojo, tras conducir media hora, un rio se interpuso en nuestro camino, atascar mi auto no era una buena opción, vi la blancura de los tenis de Gabriel y las cercanas piedras bolas rodaron sobre mis peores presentimientos, lograr que Gabriel se quitara sus tenis y cruzara el rio descalzo, sin contar con una toalla de algodón orgánico del hotel Sheraton, ¡sería toda una faena!

 

Por suerte no teníamos otra opción, así que al menos, más que sorprendido contaba con la adaptación de Gabriel, quien no camino hasta quitar con sus manos la más pequeña partícula de tierra de sus pies, después de una caminata de 30 minutos llegamos a la población, bardas de adobe destruidas daban cuenta de su rico pasado, una bonita iglesia en el punto más alto hizo que el esfuerzo valiera la pena, encontrar belleza en los vestigios destruidos, simplemente no tenía precio, apenas si viven ahí poco más de 60 personas, me costó trabajo creer que fuera una de las minas más importantes de México, la amabilidad de sus pobladores, permitió que Lucia, la dueña de la única tiendita nos facilitara a su hijo con la llave del templo.

El chico gustoso nos abrió la gran puerta, acompañado de su pequeña mascota, al entrar, vi los santos cubiertos, le pregunte al niño si los protegían del Covid, con una sonrisa en su rostro y moviendo su cabeza repetidamente me dijo: ¡claro que no! 

Los protegemos de la humedad, después de ver la falta de mantenimiento en el techo, entendí su respuesta, luego de algunas tomas y de captar la vida simple y feliz de sus pobladores, regresamos al auto y retomamos la ruta a Etzatlán, llegamos junto con los primeros rayos de la luna, para hacer un recorrido nocturno, los bellos edificios del primer plano simplemente me dejaron sin habla, al igual que la pila bautismal de una pieza, tallada en piedra que data de 1541 ¡las cosas que descubre uno husmeando donde no le llaman! Quede prendido de la belleza del sitio, tanto así que nos propusimos regresar al siguiente día por la mañana.

‪8:00 a.m. aun somnolientos caminamos por las calles empedradas, descubriendo la arquitectura colonial tan autentica, hasta que en las cercanías del mercado el rico olor de cocina matutina sorprendió mi olfato, una mujer torteaba a mano junto a un enorme molcajete del tamaño de mis pecados con una salsa mortajada de tomate y chile serrano, que cara habré puesto para que la amable mujer me dijera, ¿gusta un taco de chile? Sin responder ante el delato de la abundante agua en mis labios, puso la salsa en la tortilla aun inflada, la vaporización que escapó y el olor y calidez simplemente eran celestiales, la enchilada ¡sí que me quito el sueño! 

El plan era ir a desayunar a una hacienda elegante, así que hice lo posible por evadir mirada inquisidora de Gabriel y pedí dos más de rajas, con esa enchilada extra ni los malos pensamientos entrarían en mi cabeza, un jugo fresco de naranja me hizo el día y le dije a Gabriel ¡quiero vivir aquí! Y no es broma, me gustaría una casita pequeña para los fines de semana, Etzatlán es mágico, además de ser un pueblo ordenado, bonito y limpio, me pregunté varias veces ¿qué lo hace tan diferente de las poblaciones cercanas de la Región Valles?, la única respuesta coherente que vino a mi mente, es que fue gracias a los frailes franciscanos, quienes son los encargados de la iglesia de la Concepción y del convento contiguo y no me refiero a la formación y educación religiosa, cimentaron una buena educación en la población y en verdad que es perceptible el cuidado de sus edificios históricos, la limpieza y los abundantes centros culturales ¡tienen incluso un jardín botánico!

Hace algún tiempo Etzatlán se postuló para engrosar la lista de pueblos mágicos de México, aun no me queda claro por qué fue rechazado, la única escusa que se me ocurre es que en el formato de solicitud no acentuaron la letra ´´e´´ o quizá en su próxima petición deban incluir las ruinas arqueológicas próximas y la cercana población de ´´El Amparo´´ qué le urge un a remozada y patrocinio turístico

Recientemente este pueblo rompió el récord Guinness, con el pabellón tejido a mano más grande del mundo, un carnaval de color de luces y sombras, de traslucidez y vigor ¡que le dio renombre a Etzatlán en el mundo! Espero estas líneas tengan eco y los pobladores de esta región o quienes asistieron a este evento nos puedan compartir sus imágenes, sin duda otra muestra de organización y cariño de esta gente por su tierra Ángel.

Posdata: Este texto ya lo tenía listo desde hace ya algunos días, increíblemente historias relacionadas con este punto geográfico se fueron hilvanando, con azoro descubrí muchos detalles que aún me cuesta asimilar, la familia de mi amiga Christian Baeza (numismática empedernida) son los herederos de ´´El Amparo´´ Ayer con una rica cena me compartió fotos y documentos que acreditan su posesión, pude descubrir gracias a fotos antiguas, como lucían algunas de las construcciones en antaño, he incluso les comparto aquí uno de los títulos de propiedad, firmados por el mismísimo Porfirio Díaz, esta vez enriquezco la crónica, con una maravillosa ficha de esta vieja mina, ¡que ostenta el valor de 10 c de Carne! Propiedad de Cesar Suarez, y una vieja moneda de Etzatlán de Carlos Numismática, el toque filatélico es gracias a mi amigo Jaime Benavides, agradezco a todos ustedes, por enriquecer esta crónica y por permitirme usar estas imágenes ¡Que maravilloso es cuando los planetas se alinean y tejen este tipo de historias! “

Texto y fotos de “Monedas Ángel”