26 febrero 2021

Etzatlán sufrió por la epidemia del Cólera. PRIMERA PARTE

En la República mexicana era tanta la preocupación por la llegada del cólera al país, que a principios de enero de 1833 el gobernador de Jalisco, José Ignacio Herrera, ordenó la publicación —en la Gaceta del Gobierno del Estado— de una circular dirigida a su persona, procedente de la capital de la República, en la cual se le notificaba que:

El supremo gobierno tiene noticias que la cholera morbus, que tantos estragos ha causado en los países que ha invadido, ha aparecido en el estado de Chiapas. Esta especie ha llamado la atención del Excelentísimo Sr. Presidente en razón de temer que se propague a los demás de la república; y conceptuando como uno de los principales deberes el prevenir los males que ocasionaría ese contagio, manda diga a Vuestra Señoría que habiéndose advertido ser uno de los principales preservativos contra la cholera la limpieza de las calles, así como de las habitaciones, disponga Vuestra Señoría que recapitulándose todas las providencias concernientes al aseo y policía de las calles, plazas, etc. que se han tomado antes de ahora, las haga Vuestra Señoría publicar de nuevo excitando al Excelentísimo Ayuntamiento de esta capital para que cuide de su más exacto cumplimiento, haciéndose lo mismo con el vecindario de ella, para que respectivamente cuide cada uno de que el interior de sus casas se conserve limpio, sin permitir el acopio de basuras ni de otras materias pútridas capaces de infestar el aire Esta nota difundida a la nación por el Supremo Gobierno, encabezado por el presidente Manuel Gómez Pedraza

En 1833 el cólera entró por primera vez al país procedente de Nueva Orleans, la cual fue una vía de acceso distinta a la tradicional entrada de enfermedades que era el puerto colonial de Veracruz.

Asimismo, a pesar de que se difundieron en México múltiples pautas de comportamiento moral, recetas curativas, estrategias sanitarias, así como medidas de higiene personal y colectiva para prevenir el contagio, en la mayoría de los casos éstas no dieron los resultados esperados. Además, las intensas evacuaciones, los vómitos, los calambres, el tono azulado de la piel, así como los dolores que manifestaban los enfermos del cólera fueron síntomas lo suficientemente impactantes como para afectar el ánimo de la población.

Entre 1833-1834 hubo 32 muertes por el cólera en Etzatlán. El primer fallecimiento fue el 03/09/1833

Existen diversas evidencias documentales en las que se verifica tanto el incremento en la mortalidad a causa del vibrión colérico como el terror que generaba en la población la llegada de la enfermedad asiática; sin embargo, en algunas parroquias, virus como el de la viruela ocasionaron más muertes que la bacteria del cólera, sin tanto temor de los pobladores.

En el curato de Arandas, durante la epidemia de 1830 y 1831, el virus orthopox cobró 393 vidas,137 mientras que el cólera victimó a 25 feligreses. En ese mismo sentido, en la parroquia de Tepatitlán la viruela causó 672 decesos, en tanto que la bacteria asiática provocó el fallecimiento de 272 personas. Lo anterior a pesar de la existencia de la vacuna contra la viruela.

Finalmente, el pánico aterrador hacia el cólera morbus, asentado en varias fuentes durante sus llegada al territorio mexicano, posiblemente se debió, entre otros, a tres factores: 1) la novedad del cólera en el país; 2) el desconocimiento del método preciso para combatir al vibrión colérico, y 3) la intensidad y brevedad con la que la bacteria causaba estragos en las víctimas.

CON INFORMACIÓN DE “LA EPIDEMIA DEL CÓLERA DE 1833-1834 EN EL OBISPADO DE GUADALAJARA.RUTAS DE CONTAGIO Y MORTALIDAD” Escrito por David Carbajal López de la Universidad de Guadalajara.

"El dispensario de la muerte", alegoría del surtidor de agua de Broad Street

 


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