Salvador Méndez Lías, mejor conocido como don Salva, "El Dulcero”, nació en Etzatlán, el 14 de septiembre de 1913.
Empezó a hacerse cargo del negocio familiar a la edad de 14 años, cuando falleció don Atanasio Méndez su padre, y al morir don Salva, heredó el negocio a sus sobrinos, María Celia Gómez Lías y a su esposo Javier Gómez Esteves.
Los dulces que hasta la fecha se siguen haciendo con la misma calidad y cariño son los siguientes: jamoncillo, cocadas de leche horneada y blanca, guayabate, camote, calabaza, queso Nápoles, naranja agría, merengues, bolitas de leche y de menta, garapiñado, pan salchichón, ojo de buey, polvorón y galletas de horno, también en la temporada la jalea y dulce de tejocote.
Esta es la gran variedad ofrecida, y todo elaborado a la usanza antigua, con los ingredientes y utensilios de siempre. Una de sus sobrinas nos dice:
“En las fiestas de octubre se le amontonaba la gente, por lo que necesitaba quien lo ayudara, dado que en esos días le aumentaba el trabajo al triple. Acostumbraba los domingos ir a misa de seis, decía que para aprovechar más el día”.
En la actualidad son varias las personas, familiares entre sí, los que siguen con esa tradición, situados en el mismo lugar que hace más de 50 años, en donde la gente lo ubica y le llama como: “La esquina en donde están los dulces de don Salva”.
Con información del cronista de Etzatlán Carlos Enrique Parra Ron.
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