Por el año de 1543, Juan Fernández de Hijar "descubrió" varias minas de los alrededores, que según esto, produjeron 2 millones a su magestadad y por sus reales derechos"... ¡órale...!
Casi cuatrocientos años después, gringos, ingleses y hasta los franceses, eran desde sus escritorios, quienes se disputaban los minerales de la región.
Amparo Mining Co. radicada en Philadelphia, fue quien desde principios del siglo XIX, explotó con gran exito y admirable administración, la veta que se extendía dentro del cerro y que "era de una admirable riqueza, inclinación y libre de agua".
Un gran complejo arquitectónico albergaba en Las Jiménez-, la planta eléctrica que transformaba la energía enviada por la Cia. Eléctrica e Irrigadora de Chapala, desde Guevara (entre Tequila y Magdalena), para hacerla manejable y que tuviera la capacidad de mover motores, mazos, molinos, sierras, compresores, malacates, quebradoras, bandas y talleres, que con gran visión se hacían trabajar entre las montañas de aquellas lejanías.
Plata, oro, plomo y cobre, se extraían -no sin un gran trabajo, riesgo e inversión-, de aquellos cerros, cuando los problemas de La Revolución empezaron a suceder: asaltos; préstamos forzados, leyes dictadas sobre las rodillas; inquietudes religiosas; surgimiento de Los Cristeros: bilimbiques (billetes) acuñados a necesidad, descontentos salariales y laborales; creación de sindicatos; derechos de huelga... y todas esas cosas que revolvan las cabezas empresariales.
Pese a las advertencias de James Howard administrador de la empresa, sus minas apuntaron a otros horizonte 1939, la Amparo Mining Co simplemente cedió sus derechos la Sociedad Cooperativa de Productores de Minerales de Amparo y Las Jiménez, que en paz descanse.
Revoluciones, religiones, sindicatos, huelgas, políticas y tonteras, El hombre, es el lobo del hombre, dijo alguien con certeza.
Pese a eso, vale la pena darse una vuelta a Etzatlán, que tiene muchas cosas valiosas que enseñar y luego emprender el recorrido a todos estos lugares cargados de historia, donde además de disfrutar las montañas a plenitud, se encuentran personajes casi de leyenda, que con gran éxito todavía se dedican a explotar las ricas vetas de la región.
Fragmento del libro: "De viajes y aventuras por Jalisco con Pedro Fernández S."
En la Sierra y la costa. Capítulo 53
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