La técnica para tejer un cielo como las señoras de Etzatlán Jalisco es siempre crochet y con ganchillo.
“De los hexágonos se tienen patentados nueve, que son los que utilizamos. Ya dependiendo del diseño se hace el tipo de patrón”, detalla Lorena Velasco Ron.
Tras cada exhibición, el diseño se baja, se vuelve a cortar por pedacitos y reutilizar. “Las que se tengan que pintar, se pintan; las que se tienen que mandar a reciclar, se mandan a reciclar”.
Actualmente, Etzatlán, Jalisco, donde empezó este proyecto, se ha convertido en un punto turístico, al que la gente llega en busca de tejedoras.
“Cada una puede vender -porque la gente va a venir y va a decir quiero esto y para cuándo-, pero nuestro corazón es la colectividad, que nunca sea yo lo hago sola: si a ti te contratan, invitas a tres o cuatro, porque nuestra columna vertebral es la colectividad. Cuando son más de 10 metros contactan a mi mamá, Lorena Ron”.
-¿Cuántas tejedoras forman parte del colectivo? ¿Hay algún rango de edad? ¿Hay alguna invitación o convocatoria para formar parte?
Lorena Velasco responde que ya han considerado empezar un proyecto de aliadas externas. De momento, Cielo Tejido se integra de 250 miembras, de las cuales unas 150 son activas cotidianamente.
El rango de edad es amplio, la más joven tendrá unos 17, mientras que la mayor es la misma abuelita de Lorena, de 93 años de edad. “La mayoría están en la tercera edad, entre 60 y 90”.
-¿Es una iniciativa que sustente económicamente a estas personas?
“Sí, dependiendo también de la temporada porque es por proyectos. No puedo decir que de eso se mantienen, pero sí es una fuente de ingreso muy importante para ellas. En mi cumpleaños los mensajes que yo recibí de las tejedoras es ‘que cumplas muchos años más para que nos pueda seguir dando trabajo’. Entonces sí, y si les ha cambiado su independencia”, contesta Lorena emocionada.
En ese sentido, una de las principales observaciones que hace es en términos de inclusión.
“Las mujeres de tercera edad son todavía más segregadas que los hombres a la tercera edad, porque un hombre de la tercera edad trabajó y tiene un retiro, pero una mujer no siempre: fue la ama de casa, que estuvo acompañando. Gracias al tejido, mujeres de la tercera edad de este pueblo son parte activa de la actividad económica y la sociedad”, considera.
“En vez de ser segregadas [la actitud del pueblo] es: estoy súper orgullosa de mi abuelita, gracias a ella tenemos este cielo, y gracias a él viene más gente y si viene más gente hay más dinero. Se están volviendo protagonistas de la actividad social en el pueblo y eso está cambiando totalmente las reglas”, continúa.
Asimismo, Cielo Tejido ha sido un proyecto que abraza a las mamás de todas las edades, pues se les invita a participar sin descuidar a sus hijos.
“Puedo tejer en la casa mientras ellos están haciendo tareas y las que amarran -que no son las que tejen, sino que son las que unen los diseños- se llevan a sus hijos al taller. Si somos las mujeres que estamos trabajando obviamente se te va a permitir que traigas a tu hijo a estar contigo y eso también les está cambiando la forma de vivir a esas familias, su estructura familiar”.
Desde la perspectiva de Lorena Velasco lo que diferencia un artista de un artesano es su estatus social y le parece importante que se rompa esta barrera que comienza desde el lugar en que se nace, “cuando dices de dónde eres, hasta te hablan distinto”.
“Por eso para nosotros es bien importante decir: sí, somos de un pueblo, sí somos un montón de mujeres unidas y sí, lo hemos logrado, México está bien padre y sí sabemos hacer cosas chidas”.
Fuente: Crónica Jalisco / Eleane Herrera Montejano
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