09 agosto 2013

Recuerdos de Oconahua 09/AGOS/13

El periódico Express de Nayarit, está publicando desde el mes de Julio los recuerdos de un profesor que dio clases en Oconahua en 1990. 

Les presentamos algunos fragmentos de lo escrito y ponemos la liga para que sigan con la lectura.
Claroscuro : Victoria (1990) -Séptima Parte-
11.- David Chaparro estaba tan encariñado con la escuela que siempre buscaba qué hacer más para embellecerla. Desde que llegó a laborar cuando el supervisor se lo trajo a Oconahua desde un pueblo llamado El Montoso, municipio de Quitupan con la encomienda de “fregarse” al maestro encargado Marco Antonio quien tenía harto por sus bravatas a Raúl González, que como supervisor no sabía qué hacer con el tuxpeño...

12.- Mi tragedia personal me hace que viva en Etzatlán, una bella ciudad de tanta tranquilidad y de tardes de gigantes y el cielo abierto a los cantos ceremoniales de la poesía y el ajedrez al lado de mis cómplices de la felicidad. Le digo a doña Victoria y se entristece, pero entiende que ante el corazón no hay dominio que valga. Una maestra que trabaja en San Rafael pasa por mí siempre temprano en su carro blanco y el regreso es en la camioneta que familiares de uno de los alumnos Testigos de Jehová los transportan todos los días…

13.- Siempre preguntando, en la era prefacebook, por ella de cualquier manera nos la ingeniamos para saber que está bien. La acompañan algunos familiares y viven con ella como su nieta Araceli, vecinos que le hacen los mandados o en veces la comida.

Duramos algunos meses sin verla hasta que en una clausura nos proponemos ir a visitarla y la encontramos junto a la puerta sentada y mirando al horizonte como si presintiera nuestra llegada. Vamos acompañados con una botella de tequila y desvelados para brindar con ella hasta que se hace noche.

Algunos alumnos del último grupo con el que laboré, llegan para decirme que ayer fue su fiesta y que los maestros, los inquilinos que se quedaron de nuestra amada escuela, no querían que la generación llevara mi nombre y que en la iglesia les exigían que quitaran esas malditas y odiadas tres palabras: Rigoberto Guzmán Arce…

UN FRAGMENTO DEL POEMA

El amor al río y al fuego en la montaña./ Dueña del olor y sabor del mundo./ Ahora me mandan decir que ya no caminas/ tus ojos tienen nubes y tu piel parece de papel/ tienes el pelo y memoria suave como niña./ No saben que ya tienes tiempo/ muchísimo tiempo volando/ con las golondrinas que se van y regresan”…continuará el próximo viernes.



Estas son las publicaciones anteriores.

Claroscuro : Victoria (1990) -Primera Parte-

Por Rigoberto Guzmán Arce

Dedicado muy especial doña Socorro y doña Ángela que en paz descansen y a todos los descendientes de Montes Santos y Navarro Santos y sobre todo a mi amigo ingeniero David Chaparro Corral de grandes batallas…saben del gran afecto que les tendré siempre, más allá de los siglos y las estrellas.

1.- Victoria, nombre santo y sublime, celestial y terrenal. Llegué a tu vida como en busca de aventuras para remediar males en una escuela vilipendiada y que con gallardía se defendía y sin saber lo que me esperaba, recibiste a este iniciador de poemas y predicador de revoluciones.

En una mañana cualquiera en Ameca entre el reposo de familia y la acción intensa sindical, don Alfredo Ibarra y David Chaparro, representantes de los padres de familia y de la escuela telesecundaria Francisco Zarco, se prometieron llevarme a trabajar de manera temporal a Oconahua, para reforzar trabajo, sudores y sufrimientos, pero también alegrías.

Don Alfredo, viejo conocido apodado, en La Estancia de los López, Nayarit, “El Panadero”, por este oficio dedicado por años en la tierra del cacahuate y del tremendo equipo de fútbol El Atlas cuyo toque de balón de todos los integrantes era la belleza colectiva en la era preEspaña. Me tocó jugar con ellos y regaño tras regaño recibía porque no sabía jugar tanto para los demás. Metí un gol burlándome a todos los jugadores, de esos que metía con El Vaqueros  y nadie me felicitó porque no respeté las reglas de ir tocando estilizado y bonito en cada parte del campo como si fuera una bella partida de ajedrez…

2.- Domingo de luna llena, la noche se canta y se aúlla, mientras en silencio contemplo un festival religioso en la plaza antigua de la población donde mi primera impresión era de arrepentimiento. Resistían mis pensamientos revueltos y mi cuerpo desesperado estar en este lugar y apenas iban dos horas de mi vida. Impresión inicial ante lo lejano que sentía y eso que la carretera de la franja Tala-San Marcos pasaba a unos cuatro kilómetros de este sitio….

3.- Victoria y su primera sonrisa al verme llegar y mi cálido abrazo al sentir su alegría de ochenta y seis años y darme la bienvenida en la tarde de aquel domingo. Lo primero: sus ojitos pequeños y chispeantes, después sus brazos largos y heroicos, enseguida su mandil sempiterno y lo último, lo excelente para conversar que durante la cena me conmovió por la hermosura de sus palabras y sentada cobijando su cuerpo y sus manos habladores en el movimiento de la amistad…

Claroscuro;: Victoria (1990) -Segunda Parte-

Con el paso de los días y el rumiar en las noches antes de dormir pasaba el tiempo de trabajo. Los alumnos de tercer grado tuvieron empatía como Isabel, Carlos regalado,  Reinalda, Yuvi Huerta, Gabriel Álvarez  y los chicos y chicas de segundo grado Gabriela Montes, Mago Adán, Mariana Gutiérrez, los hermanos Arvizu, Agustín de San Rafael, Cecilia Molina, “Sori”, Alfredo, el alto que siempre se agarraba el pelo ante sus nervios, la hija del boticario, María López, Yuvi Huerta, Consuelo Figueroa, me hicieron creer que era posible un mundo mejor en esta zona de batallas cotidianas.

Sobresalía un alumno de primer grado: Yulios, que ya se ponía el overol de artesano y le gustaba lo relacionado a las bellas artes y ante la ausencia de la señora de la casa número 31 de la calle Moctezuma, él se ponía el mandil para irse a la cocina y deleitarnos con tacos de frijoles o tostadas magnificas de atún.

Fuimos distinguiendo a los más distinguidos jóvenes que nos representarían en las Jornadas deportivas y culturales, llevándose a cabo en nuestra comunidad. La algarabía de los concursos y el quedar con tantos trofeos en las manos y sentimientos de los jóvenes nos dieron la oportunidad de convertirnos en conejos de saltos de calidad.

Claroscuro : Victoria (1990): -Tercera Parte-

4.- Victoria Santos Rosales se casó con Lorenzo Santos Arreola y procrearon dos hijas, Ángela y Socorro. Se llenaron de nietos. “Aquí en esta casa, al fondo de este pasillo, en ese fogón y pretil, preparamos las ollas y cazuelas de comida para mucha gente cuando se me casaron mis hijas. Ángela con Miguel Montes y Socorro con Rafael Navarro…

… Era un hervidero de comida y de gente ayudándome. Me agarraba la botella de aguardiente y entre trago daba órdenes, que ya saquen la birria y ahora hagan la salsa. A ver tú, fulana de tal échale más leña para que sigan haciendo tortilla en el comal, hay que poner el arroz y póngale más caldo a los frijoles...
Nos regresábamos los tres tomados del brazo como una manifestación en la campaña de la amistad para recorrer esa calle de casas altas y antiguas y ella como una guía histórica donde cada lugar significaba tanto en su delicado corazón. El polvo y las callejuelas, la tienda de Octavio, los humanos en su procesión del espacio y tiempo; la mamá de los profesores Álvarez Sandoval.

El horizonte del caserío y la diversidad del verde y nosotros abriendo la puerta y ella envuelta en sus nebulosas del recuerdo: “Entrando en este batiente murió mi esposo Lorenzo…traía su bomba de fumigar…venía de su parcela”…

Claroscuro : Victoria (1990) -Cuarta Parte-

5.- Otra vez en nuestro templo de la conversación nocturna, en la tranquila cocina.  Escuchando absortos las maravillosas historias cuando de joven vivía en el río huyendo de Los Cristeros que andaban enfurecidos con todo indicio por falta de apoyo. Del tema original surgen más por la enorme capacidad y memoria y sobre todo de la facilidad de platicar y el sentido común de tratar de comprender las interrogantes y las respuestas de la vida.

El hilo conductor de Victoria nos lleva cruzando los años. De pronto se escucha que alguien abre la puerta. Paramos las orejas como los conejos. Se escucha una marcha militar, órdenes solemnes como el paso corto, paso de costado, alto ya, marcar el paso.

Atentos oíamos los recorridos que se llevaban a cabo en la sala. Viene la marcha triunfal dedicada a doña Victoria. Ante nosotros se acerca don Trini, anciano de 85 años. Trae la nostalgia de haber sido en los años treintas, guardia rural y en un arranque de virilidad, hombría y cortejo sigue marchando en los pocos espacios disponibles de la cocina.

Claroscuro: Victoria (1990): -Quinta Parte-

6.- La escuela era amplia y con dos construcciones, la cancha de básquetbol a cielo abierto, su patio cívico rodeado de pasto y flores donde se compartía espacio con la cancha de volibol. Me gustaba por sentir el viento de las montañas y cuando llegaban los días de mañanas oscuras nos quedábamos en el salón para llegar a tocarme la melancolía con sus manos de lluvia y recordando tanto.

Los docentes éramos cuatro, David Chaparro como maestro y director, el impredecible Juan Sandoval y Julián, profesor de los dos fuegos; profesores que no se sentían comprometidos con la causa y los enredos, ellos daban sus clases a su viejo estilo y tildaban que David era el provocador. Para ellos era sencillo porque vivían ahí y sus relaciones eran más que una simple escuela…

También teníamos de esos jóvenes que llevaban mariguana a la escuela para fumarla o presumirla; cartas de póquer con mujeres y hombres en estados desnudos y sedientos de placer. Descubrir complicidades y de lo mejor de los alumnos visualizar sus curiosidades y tentaciones. El advenimiento de diez jóvenes Testigos de Jehová que no los aceptaron en una secundaria de Etzatlán y llegaron en éxodo a nuestra Institución.

Tuvimos que discutirlo y al final consideramos que aunque no saludaran a la bandera, ni cantaran el himno nacional tenían el derecho de estudiar. Los recibimos un lunes en los honores y los padres como testigos y convencer a los alumnos preguntones…

Claroscuro : Victoria (1990) -Sexta Parte-

7.- Las golondrinas llegaban cada verano. Las hembras se estacionaban entre los mecates colgados, los tendederos, dentro del baño, entre las vigas, en las esquinas oscuras, junto a las ventanas para hacer pacientemente sus nidos. Se diseminaban y dominaban el espacio aéreo de la casa antigua. Tomaban el control del polvo…

8.- También me sentía una golondrina que todos los viernes me despedía y el lunes de bruma regresaba. Los viernes pedía salir un poco más temprano para esperar el camión de los transportes azules y blancos ATE. Me acostumbré llegar al famoso “Tianguis” y compraba cassettes de música de Los Muecas, Los Solitarios, de Los Ángeles Negros, de Dyango para escucharlos con tanta pasión en El Rosario cuando esperaba mujer con vestido lindo y ojos preciosos con dos cachorritos que era la alegría en comunión.

9.- Se fueron quedando en mi vida alumnos como Alonso Basilio, chico risueño; Ángel Acosta, inteligente y sobresaliente, Oli Gómez, cariñosa y buena conversadora, Hada Ortiz, cumplidora; Berenice Bernal de San Rafael de excelentes trabajos y de opiniones centradas…

10.- Una tarde reposada, apacible por la lectura de La Jornada, mientras David dormitaba oímos de pronto golpes duros y fuerte cuando la puerta se abrió de par en par se levantó doña Victoria asustada cuando escuchó varias veces su nombre. Un carro partió. Nosotros tratando de imaginar qué era cuando llegó el sonido de que la señora de la casa se sentó y la voz de un hombre bravío.

No pudimos saber de la conversación, duró como seis minutos y abruptamente se abrió de nuevo la puerta. Nos levantamos y vimos una silla de montar, sogas ordenadas y cartones amarrados bajo unas cobijas y unos sombreros pegadas a una pared.


Le preguntamos a doña Victoria ¿qué pasó? Respondió “viejo cabrón, vino Miguel Vidrios, una vieja amistad que nunca pensé que lo volvería a ver. Vino a decirme que se iba a quedar a vivir conmigo, que ya se había cansado de recorrer mundos y era necesario compartir la vida ya entre los dos porque ya estábamos viejos…

… Se trajo sus cosas, vino en un taxi. Yo pensé que era una broma, pero me puso una condición: que los corriera. Me dijo córreme a esos pinches maestros. Que los mandara mucho a la chingada. Le dije que el único que se iba a ir mucho a la chingada: era él. Agarró su morral y me dijo que luego mandaba por sus cosas. Ja ja ja ja ja”…continuará el próximo viernes.

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