Bony Romero Velador
22 de octubre ·
Ya se
comenzó a trabajar la reemodelación de la Estación del Ferrocarril para en ella
misma llevar a cabo el Museo de Minería, si saben de alguien que quiera donar
piezas mineras son recibidas con gusto!
Hacienda
Grande de Santa Clara
Al Sur de Etzatlán, allá por donde canturrea el arroyo
Santa Clara, se encuentra la atractiva Hacienda Grande de Santa Clara. En el
precioso Cerro la Calabaza, que se eleva a más de dos mil metros, nace el
arroyo referido, en su ladera Norte, arroyo que brinda vida y animación a la
garganta que lo comprende, en su parte baja se levantó la Hacienda, para
beneficiar los minerales del Amparo. El documento “Intendencia de Guadalajara
1789-1793”, dice respecto a los habitantes de Etzatlán: “ocupados en el
beneficio de metales que sacan en las inmediaciones de este lugar”. En 1893,
Bernardo M. Martínez puso en tinta: “En todo el Cantón (Ahualulco) se
encuentran dos agencias de minerías: la de Etzatlán y la de Hostotipaquillo.
Hay minas de oro, plata, fierro y plomo. Como se comprende, este ramo
proporciona la manera de vivir a muchos habitantes, y aún hay pueblos que es el
único medio que tiene para subsistir, como el de Etzatlán y el de
Hostotipaquillo”. Y María de la Luz Correa Gómez citó: “En 1902 negocio la
Mining Company —compañía norteamericana con residencia en Filadelfia—, junto
con la Sociedad La Armonía, los derechos de explotación por la cantidad de 300
millones de pesos. La introducción del ferrocarril marcó el inicio de una
etapa”.
De la olvidada estación, nos dirigimos a la Hacienda
Grande, apreciamos añejas moradas, una amarilla, abandonada y carente de
techumbre, con dos ventanas verticales y de cuatro hojas, que dotaban una
fabulosa variedad de luz y aire. La casa vecina, verde, con puerta de dos
hojas, a los costados, una ventana, vertical y con forja. Más adelante vimos
una ventana de dos hojas con un postigo cada una, en su parte inferior. Y por
último nos cautivó una ventana vertical, cubierta por dos hojas de madera color
azul pastel, que contrastaba con su marco y muro blanco. Enseguida de las
fincas, atravesamos el bonito arroyo Santa Clara y a corta distancia nos
encontramos con una de las puertas de la Hacienda, arqueada en medio punto,
rematada con un vano circular y cubierta por un tejado a dos aguas. A unos
pasos un bizarro chacuaco nos delató la preciosa estancia, de base octagonal,
conformada por ladrillo y embellecida por una buganvilla roja, arriba de su
sobria cornisa se levantó la chimenea, de planta circular y de gran altura, de
unos doce metros, rematada por un saliente cornisamento. A un costado, miramos
varios cuartos, cinco puertas y una ventana abren a su interior, cubiertos por
tejas, con pendiente a un agua. Del lado derecho el portón, de dos hojas y
atrás, se dejaba ver un cordón de frondas, que revelaba al arroyo, un puente en
arco de medio punto lo atraviesa. Al oriente del chacuaco, unos tanques y
luego, una alta y solida construcción de gruesos muros, donde bufaba una
caldera. El espacio, de planta rectangular y de tres niveles, en su fachada
Suroeste, apreciamos una puerta en el primer nivel, otra más grande y arqueada
en el segundo, unos orificios de vigas de madera, indican que sostuvieron un
tejaban saliente. El tercer nivel, con ladrillos aparentes y a canto, haciendo
sus muros anchos, un muro lateral da indicios de una cubierta en bóveda de
cañón. Cargas de menas llegaban a la Hacienda, caían a la almádena, se lavaban
y tamizaban, para luego extraer los minerales deseados.
Arroyo arriba, vimos un corral para ganado vacuno, de piedra
y un tanto curveado, con una pila para el agua y una bodega de adobe aledaña.
Cuesta arriba, potreros, con comederos y buenas sombras de diversos árboles,
destacando gruesas higueras. Vimos unos muros con canales, a las veras del
arroyo, que sirvieron a una compuerta, provocadora de una buena represa para el
estiaje. Nos sentamos un rato al pie de una higuera, a contemplar el hermoso
arroyo que alegraba la cañada, salpicada por variados tonos verdes,
fraccionados por el torrente ocre de aguas serranas.