23 septiembre 2015

Piden justicia para Martín González SEP/15

UNA FÁBRICA DE CULPABLES

Cuando Martín González Moreno llegó a la Calle 14 –sede de la fiscalía-- la noche del jueves 18 de septiembre de 2014, la Fuerza Única de Jalisco ya lo acusaba de ser el jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación en la región Valles. Él pensaba que lo liberarían en cualquier momento y que le dirían, “disculpe, todo fue una confusión”.

Lo que sucedió es que le vendaron los ojos, lo hincaron, lo humillaron, comenzaron a patearlo, a meterle bolsas de plástico en la cabeza, a desnudarlo, a darle toques eléctricos en los testículos, a tratar de asfixiarlo, a gritarle que ellos eran policías y que le podían hacer lo que quisieran.

Todo esto ocurrió en las mismas instalaciones donde un par de adolescentes fueron abofeteados por tres funcionarios de la Fiscalía Central para que “confesaran” sobre el robo de un celular, lo cual se supo gracias a un video que se filtró a las redes sociales.

En la calle 14 a cualquiera lo convierten en capo de capos, en el más temible de los sicarios, en autor intelectual de masacres o ya de perdida en narcomenudista. Todo depende de cuánta tortura aguante el detenido. Para dicha práctica, la Fiscalía Central tiene distintas áreas destinadas a este tipo de “investigaciones” rústicas.

A Martín González y a otros seis hombres los golpearon y les negaron agua y alimento durante dos días. Él les insistía que su negocio era de venta de celulares y de legalización y venta de carros, pero un policía cucaba a los demás policías diciéndoles que Martín era el “jefe de la plaza” y lo presionaba para que firmara la declaración en la que aceptaba que era del Cártel Jalisco Nueva Generación.

A pesar de la tortura, no firmó la declaración y no pudieron demostrar que era miembro del crimen organizado, como lo acusaban.  Aún así lo consignaron el 29 de septiembre por supuesta portación de arma de fuego, de cartuchos y de 20 gramos de cristal (expediente 193/2014), al igual que a los otros seis.

La detención en Tala

Durante cinco años, Martín González y Edna Vega Ramos intentaron tener hijos. Hasta 2014, ella salió embarazada; cuando tenía siete meses, a Martín se lo llevó la Fuerza Única de Jalisco de su casa ubicada a seis kilómetros de la cabecera municipal de Tala, en la región Valles de Jalisco.

Todo ocurrió el viernes 18 de septiembre. Por la noche, Edna le habló para decirle que si quería que le llevara sushi, él dijo que sí. Al estar en el negocio de comida, Vega Ramos le volvió a llamar a su esposo, pero la respuesta fue un mensaje predeterminado: “Por el momento no puedo contestar”. Le mandó un mensaje de Whatsapp, se veía que los leían, pero nadie contestaba.

Para ese momento, los elementos de la Fuerza Única de Jalisco ya habían entrado a su casa. De una camioneta bajaron a un muchacho que llevaban detenido y le dijeron, “¿Es ese?”, señalaron a Martín, y el joven respondió: “Sí, es él”. Eso fue suficiente para que se lo llevaran, aproximadamente a las 21:00 horas, ya entrada la noche.

Edna llegó a su cabaña a las 21:30 pm, las luces estaban prendidas, la puerta abierta, todo estaba revuelto y las llaves de Martín estaban en la mesa. “Fue ahí donde me asusté muchísimo, pensé que lo habían secuestrado”, relata.

Durante dos días no supo nada de él. El domingo por la noche lo trasladaron a la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada y ahí le permitieron hacer una llamada.

González Moreno tiene un año en prisión, no pudo estar con su esposa en el nacimiento de su hija y la conoció cuando ella tenía meses de nacida. En Mayo de 2015 fue trasladado a la penal de Puente Grande, donde espera la respuesta a una revisión de su caso que lo saque de prisión.

Edna piensa que esta resolución es la buena y que todo pasará, que Martín regresará.

Para saber

En el informe anual del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrolla cuestionan que la cifra de tortura haya disminuido drásticamente a partir de que Felipe de Jesús Álvarez Cibrián asumió la titularidad de la CEDHJ, en agosto de 2007.
El CEPAD lo ha considerado como un intento por minimizar u ocultar la práctica de la tortura por parte de los cuerpos policiales e instituciones encargadas de la seguridad y procuración de justicia en Jalisco.

JUSTICIA PARA MARTÍN ESTA PRESO SIENDO INOCENTE

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