Modernización
de carreteras estatales requiere 14 mil MDP
La antigüedad de las carreteras de Jalisco no debe ser en
sí un factor preocupante, siempre y cuando las vías sean intervenidas con
tareas para mantenerlas en buenas condiciones. El problema es que en la Entidad
no se le ha destinado la inversión que requieren, apuntó el presidente del
Colegio de Ingenieros Civiles de Jalisco, Alejandro Castellanos Guevara.
Desde el punto de vista del representante de los
ingenieros, para la reconstrucción y atender las necesidades actuales de
modernización de las carreteras y tenerlas en óptimas condiciones, incluso
crear nuevas, se requieren 14 mil millones de pesos, suma que se debería
invertir a lo largo de este sexenio.
De manera sostenida, añadió, se necesitan anualmente 900
millones de pesos para la conservación y mantenimiento de los más de cuatro mil
kilómetros de vías estatales.
En la anterior administración estatal existieron
presupuestos en algunas anualidades de sólo 200 o 50 millones de pesos para
tareas de conservación y mantenimiento; el año pasado y en el actual la
Secretaría de Infraestructura y Obra Pública (SIOP) reporta montos de 700
millones de pesos en cada periodo para estos trabajos.
Es diferente la carga que está teniendo una carretera
actual a la que tenía antes; “si no le diste la conservación, la modernización
y reconstrucción que requería entonces, ahorita ya no te está dando lo que se
requiere, está conectando, pero sin tener la eficiencia que se requiere”,
señaló Castellanos Guevara.
Una carretera
puede tener 100 años de antigüedad, pero si se le invierte en mantenimiento y
se moderniza, otorga un adecuado servicio.
De acuerdo con datos de la SIOP, proporcionados por Mario
Lozano Palacios, director Sectorial de la dependencia, de los cuatro mil 700
kilómetros de carreteras estatales, sólo 13.6% se ubica en buen estado, el
grueso de los caminos (57%) se sitúan en condiciones regulares y en malo 29.4
por ciento.
El hecho de que casi 60% de las carreteras se encuentre
en estado regular, “es el dato más peligroso, porque si no se le da
(mantenimiento), ahorita está en estado regular pero al rato lo vas a tener en
malo o pésimo”, apuntó Castellanos Guevara.
Los
caminos más antiguos
En la lista de carreteras estatales a cargo de la SIOP se
da cuenta de que las vías con más antigüedad son: la Chapala-Jocotepec, con 63
años, le sigue la vía La Calera-Cajititlán con 62 años. En ambos casos se
reporta la reconstrucción y modernización, en el primer caso realizado hace nueve
años, esto es en 2005; mientras que en la segunda vía se efectuó una
intervención similar, pero hace ya 24 años, en 1990.
También está la vía Acatlán de Juárez-Ciudad Guzmán, con
58 años de antigüedad, y la de Puerto
Vallarta-Mismaloya, con cinco décadas de estar abierta a la circulación.
Asimismo, la carretera Guadalajara-La Barca-San Francisco
de Rivas tiene 51 años de estar en funcionamiento, y se le realizaron trabajos
de reconstrucción y modernización hace 22 años. Con 45 años en operación está
el camino El Refugio-San Marcos, esta vía se reconstruyó hace alrededor de tres
años.
Otros caminos antiguos son los de Ocotlán-Tototlán, con
49 años, y el de Guadalajara-Morelia-San Cristóbal Zapotitlán, con 44 años de
vida; con 41 años están las vías Yahualica-Teocaltiche-Jaralillo y el Entronque
Carretero 205-Mexticacán.
Deterioro
daña neumáticos
Carreteras de distintos puntos del Estado se encuentran
deterioradas; sin embargo, los camioneros del autotransporte de carga se ven
obligados a usarlas, sus patrones les autorizan recursos sólo para recorrer
determinado número de casetas, de modo
que hay tramos donde circulan por vías libres pese a las malas
condiciones; las consecuencias, en el caso de Manuel, han sido neumáticos
dañados: “truenan”.
Entre las peores carreteras que ha circulado, menciona,
están el tramo de Zacoalco hacia Techaluta, Teocuitatlán y Sayula, en la vía
libre Guadalajara-Ciudad Guzmán, aunque
se encuentra en proceso de reparación en las cercanías con Zacoalco de
Torres.
Manuel señala otro problema existente en los caminos, en
la autopista Guadalajara-Colima cuando sales hacia la carretera libre se
construyeron glorietas que se han convertido “en trampas”. Al disminuir la
velocidad en esos puntos, delincuentes “nada más pegan el brinco al estribo y
te dicen: a ver, compadre, bájese le vamos a ayudar nosotros con su camión... A
varios amigos les ha tocado”.
TRANSPORTISTAS
PADECEN LOS TRAYECTOS
Señalan
vías en malas condiciones
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| Foto:Google maps |
La Confederación
Nacional de Transportistas Mexicanos (Conatram) señala que “las carreteras
estatales todas están dañadas”, y entre las más transitadas por el
autotransporte de carga están las de Tala a Etzatlán, Magdalena, donde circulan
para evitar el retén de la salida a Nogales; también transitan por las vías que
conducen hacia Jocotepec y Chapala.
“Realmente las
carreteras que de alguna manera son utilizadas para sacar productos del campo
donde se van a traer productos como grava, piedra, arena y todo eso, esas
carreteras están en malas condiciones porque no fueron construidas para el uso
que se les está dando”, refirió Diego Bolio, delegado en Jalisco de la
Conatram.
Sin embargo, precisó, en su mayoría las unidades de más
capacidad circulan por autopistas porque la norma les autoriza transitar con
más peso y dimensiones en vías tipo A, que son las de cuota.
Desde el punto de vista del transportista ninguna,
carretera está preparada para la circulación de ''full tráilers'', incluso
autopistas como la de Guadalajara a Nayarit, en el tramo hacia Tequila, son una
muestra de ello, registra daños, aunque se está reparando; es una carretera que
debió durar 30 años en servicio y tiene alrededor de 12 y reporta afectaciones.
Sin embargo, a pesar de los inconvenientes entre los
caminos libres de la red federal y los estatales prefieren los transportistas
de carga circular por estos últimos; los primeros están vigilados por la
Policía Federal y con frecuencia son víctimas de extorsiones, señaló.
Navarrete Flores es autor de El voto de Chema Rodríguez: relato
de ambiente cristero (1964), narración ficticia sobre algunos episodios del
conflicto político-religioso, y de unas Nociones sobre la teoría de la historia
(1977), pero el cuerpo principal de su obra está centrado en el género
testimonial: Por Dios y por la patria: memorias de mi participación en la
defensa de la libertad de conciencia y culto, durante la persecución religiosa
en México de 1926 a 1929 (1961) y Los cristeros eran así (1968) refieren
acontecimientos de la Guerra Cristera ocurridos principalmente en el estado de
Jalisco, mientras que En las Islas Marías (1965) describe su paso por los
sótanos de la inspección de policía capitalina y en la colonia penal de Islas
Marías como consecuencia de sus actividades políticas. 
