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05 marzo 2023

Teuchitlán: Prima mujer que descubrió los Guachimontones en 1895 /Mar/23

Adela Breton, precursora de la exploración arqueológica en el occidente de México.
Cuando hablamos de exploración de territorios y costumbres nuevas [nuevas para quienes las exploran, por supuesto, para quienes viven ahí y las practican son lo cotidiano. El “Nuevo Mundo” era nuevo para los europeos, no para los indígenas americanos, pero la etiqueta todavía permanece]. En fin, decía, cuando hablamos de exploración, pensamos de inmediato en hombres: Colón, El Capitán Cook, Livingstone, Scott y Admudsen son algunos de los que prontamente se recuerdan.

Mucho menos famosas son sus contrapartes femeninas; pero muchas mujeres, sobre todo a partir del siglo XIX, exploraron países “extraños”, muchas veces solo acompañadas por un guía local y dejaron constancia por escrito de la flora, la fauna, los vestigios arqueológicos y sobre todo las costumbres de grupos completamente ajenas a su sociedad, así que para ellas sí eran nuevas. Entre las exploradoras más destacadas podemos mencionar a las británicas Fanny Parks, quien viajó a través de la India en la segunda mitad del siglo XIX y Gertrude Bell, “la reina del desierto”, quien recorrió Irak y Siria a inicios del siglo XX, cuando esos territorios eran todavía parte del imperio otomano [hay una película basada en su vida: La reina del desierto, dirigida por Werner Herzog y protagonizada por Nicole Kidman, aunque la verdad es que pasó con más pena que gloria].

En México, la exploración arqueológica y antropológica por parte de viajeros extranjeros inició incluso antes de su independencia, baste mencionar al italiano [bueno Lombardo, en ese entonces Italia no existía como país] Lorenzo Boturini en el siglo XVIII y al prusiano Alexander von Humbold a inicios del siglo XIX. Luego, ya consumada la independencia, a lo largo del siglo XIX y principios del XX, muchos otros se interesaron por los restos arqueológicos: John Lloyd Stephens y Frederick Cattherwood, Alfred Maudslay y Carl Nebel son algunos de los más conspicuos.

Entre las mujeres se ha destacado a la Marquesa Calderón de la Barca, quien viajó por buena parte de México y era una apasionada corresponsal, pues mientras viajaba escribió una gran cantidad de cartas en las que describe con minuciosidad las costumbres de pueblos y ciudades de los hacendados y los peones. Menos atención ha recibido la artista y exploradora británica Adela Breton, de quien el próximo 13 de junio se cumplen 100 años de su muerte.

La región del occidente de México; esto es el territorio que ahora ocupan los estados de Jalisco, Colima y Nayarit, al que muchas veces se le agrega Sinaloa, fue también objeto de exploraciones antropológicas y arqueológicas, particularmente durante el porfiriato [1876-1910]; de hecho, algunas de ellas fueron en parte patrocinadas o al menos alentadas por el propio Porfirio Díaz, como la de Carl Lumholtz, el explorador noruego, quien, entre 1890 y 1898, atravesó longitudinalmente la Sierra Madre Occidental desde la frontera con Estados Unidos, hasta la Meseta Tarasca, en el estado de Michoacán y de quien curiosamente el año pasado se conmemoró el centenario de su muerte. Otro fue el francés León Diguet que además de estudiar a los huicholes, en 1898 exploró la estructura circular de Los Toriles, el asentamiento principal del área de Ixtlán del Río, Nayarit.

Carl Lumhotz, también visitó el sitio arqueológico de Ixtlán del Río y en Chihuahua describió y fotografió con detalle varias casas en acantilado, mientras que en Michoacán exploró varias ruinas tarascas, entre ellas una yácata que ahora está bajo la lava del volcán Paricutín, a su paso por la cuenca lacustre de Magdalena, Jalisco, donde observó, y envío a Nueva York varias piezas de cerámica que habían sido extraídas de tumbas de tiro. No se percató de las monumentales ruinas circulares de los Guachimontones. Ese mérito le corresponde a Adela Breton.
Croquis del sitio arqueológico de Teuchitlán, Jalisco. Dibujo de Andrea Breton. (Bristol Culture/Bristol Museums, Galleries & Archives).

Adela Catherine Breton nació en Londres el 31 de diciembre de 1849 y aunque su especialidad eran las artes plásticas desde joven se interesó por el registro de antigüedades particularmente las romanas que pudo observar en las prolongadas temporadas que su familia pasaba en Bath y a sus viajes por Italia. En 1892 hizo su primera visita a México donde conoció a un arriero de Churumuco, Michoacán, llamado Pablo Solorio quien se convirtió en su guía durante los múltiples viajes que siguió realizando hasta 1910. Juntos recorrieron buena parte de lo que ahora se conoce como Mesoamérica.
Adela Breton y Pablo Solorio. Bristol Culture/Bristol Museums, Galleries & Archives.

Breton hizo más de 1500 dibujos y acuarelas de varias ruinas arqueológicas como Teotihuacan, Xochicalco, Monte Albán, Mitla, El Tajín, Acancéh y Cichén Itzá. Asimismo, realiza detalladas pinturas de muchas piezas arqueológicas, tanto vasijas como figurillas. De particular importancia son las copias y dibujos de las pinturas murales de Teopancaxco, en Teotihuacan y del Templo de los Jaguares en Chichén Itzá, los cuales le confirieron un gran reconocimiento académico en vida y todavía son usados por los especialistas para determinar el color original, pues ahora, luego de más de 100 años de su descubrimiento, algunos pigmentos desaparecieron.

Menos conocida es su visita al área de la cuenca de Magdalena, Jalisco en 1895 donde realizó algunos croquis a escala de las principales estructuras del sitio arqueológico conocido como Guachimontones en las cercanías de Teuchitlán, así como algunos dibujos de las famosas figurillas de cerámica de la tradición tumbas de tiro.

Si bien estos trabajos los dio a conocer en dos pequeños artículos que publicó en 1903 y 1905, en uno de los cuales comenta: “Teuchitlán is a small town at the foot of a long spur of [Tequila] volcano… At Teuchitlán, obsidian rejects are thickly strewn over a great extent of ground. In addition to the obsidian, it has a most interesting ancient site on the summit of the hill, and the remarkable mounds and circles called Huaerchi Monton (sic) half way up.” [“Teuchitlán es un pequeño pueblo al pie del volcán de Tequila… En Teuchitán, hay una gran cantidad de fragmentos de obsidiana esparcidos por doquier. Asimismo, hay un interesante sitio antiguo en la cima de la colina y a mitad del camino están los notables montículos y círculos llamados Guachimontones”].
 Croquis de los Guachimontones. Dibujo de A. Breton, Bristol Archives. (Bristol Culture/Bristol Museums, Galleries & Archives).

Adela Breton fue pues la primera en destacar la importancia de las fuentes de obsidiana en el establecimiento de estos asentamientos, o al menos la primera en notar que los yacimientos de obsidiana habían sido explotados en la época prehispánica. Esto tanto en la cuenca de Magdalena, Jalisco, como en los de Ucareo-Zinápecuaro, en Michoacán. Sin embargo, sus anotaciones pasaron prácticamente desapercibidas hasta los años 80 del siglo XX cuando fueron rescatados por el arqueólogo Phil Weigand.

Como dice Andrea Reed-Leal en un reciente artículo publicado en la revista Letras Libres: “Adela Breton fue una exploradora, intelectual y artista. Visitó México, Perú, Guatemala, Canadá y Estados Unidos –y muy posiblemente también Japón–. Viajaba sola en un mundo patriarcal en el que el espacio para las mujeres era sobre todo el doméstico y en el que eran excluidas de la producción intelectual. Breton vio en los viajes una manera de liberarse de estas limitaciones y encontró en ellos la posibilidad de estudiar, pintar y participar en las investigaciones arqueológicas de las culturas precolombinas que dominaban la academia angloparlante de finales del siglo XIX”

Justo es que a punto de cumplirse 100 años de su muerte le demos su lugar también entre los precursores de la arqueología del Occidente de México.

Fuente: "Son playas" periodismo ambiental.

Texto de Alfonso Grave Tirado, quien es arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), maestro y doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Investigador del INAH Sinaloa en el Museo Arqueológico de Mazatlán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Desde 1998 realiza trabajos de investigación arqueológica en el sur de Sinaloa donde ha dirigido más de 15 proyectos de investigación. En la actualidad coordina el Proyecto Arqueológico Sur de Sinaloa.

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