Las autoridades de Nayarit todavía no emiten una versión oficial sobre la muerte del Sacerdote Felipe Altamirano, informó el Obispo de El Nayar José de Jesús González Hernández.
La muerte del Padre refleja que ya no hay respeto para los ministros de culto y es considerado un mártir, así se publicó en la Carta Pastoral 3.
"Ante todo el estremecedor acto delictivo en contra del Padre Felipe Altamirano Carrillo el pasado 27 de marzo del corriente.
Su muerte inesperada y arrebatada por actos del vandalismo que se vive en la región nos sacudió, sin duda, para preguntarnos ¿por qué ocurrió esto? ¿Qué querrá decirnos Dios nuestro Señor?
A mí, en lo personal como lo dije en la misa de cuerpo presente, ya nos tocó a nosotros lo que les ha sucedido a las diferentes familias de nuestras comunidades, es decir, escuchábamos cómo había secuestrados, extorsionados, desaparecidos y asesinados miembros de las comunidades cercanas y lejanas a nosotros y nos solidarizábamos con ellos en cuanto la caridad nos urgía, pero ahora que nos tocó a nosotros en carne propia lo sentimos como un acto indigno y reprobable.
Estábamos en la semana cuarta de cuaresma, la semana en la que se permite usar otro color en la misa, (el rosa) usar instrumentos musicales y colocar flores en el altar, llamada el domingo o la semana de la alegría (en latín laetare).
El Padre había celebrado la misa dominical en la comunidad de Cofradía y al día siguiente, lunes se regresaba a su sede acompañado de personas que le pedían subirse a su camioneta.
Un poco antes de conectarse a la carretera en la cumbre en una curva de terracería encontró la muerte provocada por unos asesinos que “por robarle y éste por no pararse, por reflejos le han disparado en la cabeza que en poco tiempo falleció”. Esta es la versión que se ha corrido desde el principio. De las autoridades no tenemos todavía la versión oficial.
Les comparto precedentes a la muerte del Padre Felipe: en la tercera semana de enero de este año, tuvimos la semana de Formación Permanente para el clero secular (diocesanos) en Tepatitlán, Jal., donde se le detectó al padre Felipe una llaga en su pie izquierdo.
Inmediatamente fue intervenido y se le rescató de una amputación y por cuidados médicos se le internó dos meses en la clínica de la parroquia de Cristo Rey a cura del Pbro. Andrés Sainz.
En esos dos meses recibió terapia integral donde se liberó de varias enfermedades, a tal punto que salió transformado y se integró a sus actividades apostólicas. Dos semanas después tuvimos la reunión de todo el presbiterio en Punta de Mita y notamos el cambio de apertura del Padre Felipe.
En el saludo de paz dentro de las eucaristías, saludaba a sus hermanos sacerdotes con la frase “ñe’icuá” que significa mi cuate, mi hermano, mi amigo, cercanía íntima, que no habían escuchado antes, ¡un cambio muy agradable! Diez días después ocurrió lo lamentable.
De la muerte de nuestro hermano sacerdote Felipe dos aspectos resalto: uno que su muerte fue en un momento de gracia, pues venía de ejercer su sacerdocio en una de las comunidades más alejadas de su parroquia por tal motivo pasaba la noche en la misión y se venía al día siguiente. El otro momento es que es un mártir, es decir testigo de la violencia e inseguridad que se vive en la sierra y en todo el país. Nos dice que la situación está muy difícil para todos los que nos movemos en la Prelatura, ya no hay temor de Dios, no hay respeto para los ministros de culto, ya les incomodamos a algunos sectores de la sierra o de intereses contrarios a la verdad evangélica.
Nos dice que ya no podemos vivir como antes, no podemos actuar como antes, no podemos evangelizar como antes. Estos hechos nos piden una profunda conversión y renovación seria a nivel personal y pastoral. Nuevamente insisto en revisar seriamente y cualificada nuestras tareas en la elaboración del VI Plan de Pastoral. Con la muerte del padre Felipe, Dios nuestro Señor nos ha podado y esperamos un florecimiento en vocaciones cristianas verdaderamente entregadas a Dios y a su iglesia.
Agradecemos a las familias cristianas su valioso testimonio al respecto. De ellas esperamos las vocaciones religiosas, sacerdotales y laicales para la construcción del reino. Se ha vivido una pascua llena de esperanza sobre todo en el ambiente juvenil. A ellos les encomendamos las vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal...
Por último, les pido oración para que en las próximas elecciones en el estado de Nayarit transcurran en paz porque cada vez que hay elecciones en nuestros municipios de la sierra las familias y comunidades entran en conflicto hasta la división.
A todos nuestros fieles les pidamos que ejerzan su voto en conciencia iluminada por la Palabra de Dios, la oración y la enseñanza de la Iglesia y no dar su voto a quienes vayan en contra de la vida, es decir a los que favorezcan al aborto o la eutanasia...
A todos les deseo felices fiestas del Espíritu Santo. Unidos en oración y misión". Fr. José de Jesús González Hernández, OFM. Obispo de la Prelatura de Jesús María, El Nayar.
FUENTE: CARTA PASTORAL 3, 2017 MAYO-JUNIO