“La ex hacienda de beneficio Las Jiménez, este increíble lugar
lo conocí hace unos 30 años, posteriormente, una o dos veces al año me iba a
acampar yo solo a este bello lugar enclavado en plena sierra, donde hice
grandes amigos, había una quietud mágica, cuando yo iba vivían no más de 10
personas, pero en su apogeo unas mil, hoy unas 50, llegaba caminando desde Ahualulco,
que está a unos 14 km. y luego estando ahí me iba caminando de paseo a Piedras
Bolas a 15 km. aprox, difícilmente las fotos logran plasmar la grandiosidad del
lugar.
En este lapso de 30 años el deterioro ha sido radical. El año
pasado cuando tomé estas fotos, con tristeza vi el gran daño del tiempo y de
los pobladores, es un pesar que ninguna autoridad proteja estos lugares
históricos tan importantes, dado que Las Jiménez fue muy importante en la
historia, fue hacienda de beneficio (donde se extrae el metal de la piedra) de
dos minas importantes de la región, propiedad de la estadunidense Amparo Mining
Company, desde donde partían grandes malacates que traían la piedra de forma
aérea a Las Jiménez, también se asentaban ahí los transformadores de
electricidad y motores que abastecían la región.
A mí me tocó ver aún en pie el teatro, hoy fincaron una casa
sobre esos fuertes cimientos de piedra y tumbaron criminalmente lo que quedaba
de adobe de la histórica edificación, hay una pequeña comunidad asentada en el
lugar, eso ha aumentado el deterioro de los edificios antiguos, pues estas
personas cubren sus necesidades sin importarles en lo mínimo las edificaciones.
La gerencia de la empresa Amparo Mining Company se asentaba en
la población de El Amparo, a 3-4. km. de Las Jiménez, era una edificación
impresionante hoy casi nada queda (fotos).
Hay mucha historia enclavada en la región, desde estas poblaciones
de Las Jiménez y El amparo, salieron muchos obreros hacia las filas maderistas,
el mismo superintendente de la empresa Ing. Amado Aguirre y Santiago apoyó a
los maderistas, de quienes obtuvo protección para no dejar de trabajar. Luego
en 1927-1929 David Alfaro Siqueiros encabezaba aquí un sindicato minero rojo en
la región.
Se dice que había varios miles de personas asentadas en estas
poblaciones serranas, solo en El Amparo casi dos mil (hoy día 66), en Las
Jiménez y El Amparo había teatro y mercado, había electricidad antes que en
Etzatlán y Ahualulco, además se invitaba al Circo Atayde Hermanos a presentarse
en El Amparo.
Hay historias encontradas, como dicen, la historia diverge
dependiendo de quien la viva y como la viva, por un lado se habla de gran
bonanza en la región, pues producía mucho oro y plata, había electricidad y
teléfono, había una orquesta de niños en El Amparo además del circo se
presentaba otros artistas y espectáculos. Esta empresa (Amparo Mining Co.) fue
la única que siguió operando durante la revolución por tanto había más bonanza
que en otras regiones puesto que la economía seguía fluyendo en ésta región.
Por el otro lado, se habla de gran explotación al obrero minero,
con gran cantidad de accidentes y muertes por las precarias medidas de
seguridad, luego estaban las tiendas de ralla y el papel moneda y vales para
comida que se imprimía para pagar a los trabajadores (fotos), de tal manera que
el dinero se quedaba en la empresa.
Las Jiménez se encuentra a unos 18 km desde Etzatlán por una
terracería buena hasta El Amparo y de ahí a Las Jiménez algo accidentada, por
poco más de tres km. Y a unos 16 km. desde Ahualulco por buena terracería hasta
Tiro Patria y de ahí a Las Jiménez solo para vehículos altos.
Enclavado en plena sierra edificaron y equiparon una moderna y
eficiente hacienda de concentración y cianuración conocida como Las Jiménez,
que les permitió aprovechar los abundantes minerales de baja ley que había en
las dos minas, Amparo y Piedra Bola.
Además en Las Jiménez había una moderna casa de máquinas con los
suficientes motores para distribuir electricidad y potencia a las minas, la
electricidad la suministraba la Compañía Hidroeléctrica de Chapala. Había
instaladas también dos líneas de cable aéreo con una extensión de dos
kilómetros cada uno para transportar los minerales de La Embocada (El Amparo) y
Piedra Bola a la citada hacienda.
PARA LOS QUE LES GUSTA LA HISTORIA, MÁS DATOS DUROS:
La hacienda de Las Jiménez no era silenciosa para nada, requería
de 870 caballos de fuerza repartidos en 27 motores, lo que daba un total de
1.397 caballos de fuerza eléctrica que consumía toda la negociación, minas y
hacienda. Esa planta de beneficio contaba con 50 mazos de 1.200 libras (544 kg)
cada uno, para para cada diez mazos se tenía un tanque separador, uno
concentrador Willfly para las arenas y uno Johnson para las lamas; había dos
tanques Dorr para los 50 mazos y cuatro molinos tubiformes que recibían las
arenas provenientes de los Dorr; cada molino tenía un separador del cual salía
la lama para los tanques de agitación y las arenas para los de percolación.
Tenía además tres tanques Pachuca, 6 tanques de agitación de tipo anticuado y 8
de percolación de 100 toneladas de capacidad cada uno. En 1916 se beneficiaban
300 toneladas de mineral cada día con una ley media de 290 gramos de plata y
ocho de oro por tonelada con un aprovechamiento del 90,5% de los valores
contenidos, correspondiendo en la concentración 20% del oro y 13,5% de la
plata, y en la cianuración 73,2% del oro y el 75% de la plata, o sea, en total,
el 88% de la plata y el 93% del oro.
En 1913, había un salario mínimo para los peones que era de 70
centavos el día, 1 peso para los carreteros, 1,5 para los barreteros, 3 para
los perforistas, 1,75 para los ayudantes de perforistas, de 2 a 3 pesos para
los malacateros, 2 pesos a los carpinteros y 8 para los mecánicos.
el de traje es James Howard gerente general de la empresa minera estadounidense Amparo Mining Company
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La minería en Etzatlán, ya se explotaba mucho tiempo antes de la
llegada de los españoles
En 1543, don Juan Fernández de Hijar descubrió las minas de
Etzatlán, Guachinango, y Guajacatlán
Ya en el siglo XVIII, fueron muchas las minas que se explotaban,
como las de Bolaños, Hostotipaquillo, Amatlán de Cañas y las de Etzatlán. Los
españoles veían con mucho interés las minas de la Nueva Galicia, augurando
grandes riquezas en los Cantones de Etzatlán, Autlán y Lagos, por el año de
1802.
La época en la que tuvo más bonanza, la minería fue haya por los
años de 1909 a 1925, en la mina de “El Amparo” y posteriormente fue en la mina
“La Calabaza” por los años cuarenta.
Según nos dice en uno de sus escritos la connotada maestra
etzatlense, Luz María Correa, cuando nos comenta de la penetración capitalista,
en los tiempos de don Porfirio, cuando los movimientos económicos y sociales
sucedieron en Etzatlán, en la primera década del siglo XX, ante la facilidad
que se le ofreció a la inversión extranjera.
Con la introducción del ferrocarril, llegó el capitalismo y la
modernidad, ya sea en la manera de extraer, como en el beneficio de los
minerales.
El resultado fue a vistas de todos exitoso, llegando a Etzatlán,
la actividad y la bonanza, junto con gente de distintas partes del interior de
la República y algunas cuantas del extranjero.
Pronto se poblaron los minerales de El Amparo, Piedra Bola, La
Mazata, y la Hacienda de Beneficio, Las Jiménez.
A mediados de 1903, la compañía minera La Armonía, vendió las
minas San Juan y Santo Domingo, junto con el rancho de La Embocada (hoy El
Amparo), una compañía americana, quienes le cambiaron el nombre al de El Amparo
estas minas fueron adquiridas por la cantidad de 320,000 pesos.
La Amparo Mining Company, era una compañía americana con sede en
la ciudad de Philadelphia, E. U. incorporada según las leyes de New Jersey, con
un capital social en 1916, de $2 ́000,000.00 en oro, representado por igual número
de acciones de valor de $1.00 oro, que se cotizaban en el mercado de los
Estados Unidos a razón de $1.60 dólares.
La empresa fue muy productiva por varios factores aunados, por
un lado se instalaros equipos y procedimientos de los más modernos de la época,
lo cual reducía su costo de operación y aumentaba su productividad, por otro,
el equipo de ingenieros y directivos fueron de lo mejor y con una buena
relación con los trabajadores, por otro, las vetas eran muy ricas y no tan
profundas, y por ultimo por una década reinó la paz en estos terrenos, no hubo
revueltas sindicales, aun cuando en otros lados sí, tampoco no se vio tan
afectadas por la revolución, mientras la mayoría de minas del país pararon.
Sin embargo esto no duró para siempre, en 1939 la Amparo Mining
Co. cedió sus derechos a la “Sociedad Cooperativa de Productores de Minerales
de Amparo y Las Jiménez” (que descanse en paz)…, los cuales mal administraban
los recursos, además se había perdido de la veta principal, cerrando pues sus
puertas para siempre ya que actualmente se encuentran anegadas todas sus
entradas necesitándose unas cuantas minas para desahogarlas, por la profundidad
de sus tiros.”
Con información de Eduardo
Machuca y varios historiadores.