“Los abrazos ya no alcanzan”: el obispo de Guerrero que
busca llegar a un acuerdo de paz con grupos criminales.
Tras los lamentables hechos recientes que vincularon a la
iglesia con el crimen organizado —el asesinato de dos jesuitas en Chihuahua y
el ataque a un cura en Michoacán— el recién nombrado obispo de la Diócesis
Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, prometió viajar a las
montañas de Guerrero para hablar con los distintos grupos criminales que ahí
operan e intentar llegar a un acuerdo de paz.
La intención del obispo es reparar el tejido social y
fomentar una cultura de reconciliación y construcción de paz a través del
diálogo. “Dado que hay poca o nula presencia del gobierno en ciertas áreas de
Guerrero, los sacerdotes se ven literalmente obligados a involucrarse en
cuestiones de seguridad para tratar de preservar la paz”, dijo en entrevista
para el medio estadounidense The Daily Beast.
La misión implica asumir un alto nivel de riesgo, pues en los
últimos 15 años entre 45 y 50 sacerdotes han sido asesinados en México,
incluyendo los eclesiásticos que fueron ultimados a tiros la noche del lunes 20
de junio en el oeste de Chihuahua a manos de un integrante de la delincuencia
organizada que iba detrás de un hombre que buscó refugio al interior de una
iglesia en el poblado de Cerocahui, en el municipio de Urique.
En un incidente separado, ocurrido en junio, un tercer
sacerdote, Mateo Calvillo Paz, de la Arquidiócesis de Morelia, fue atacado y
golpeado salvajemente por sicarios en el estado de Michoacán, que limita con
Guerrero al norte.
“Fue un ataque profesional, me bloquearon el carro, me
agredieron a golpes. El agresor debió ser un sicario, aunque no me presentó su
credencial. Un psicópata, era muy alto y fuerte, moreno, con entradas en el
pelo, tenía en los puños un arma, se dirigió a mí, abrió la portezuela de mi
auto, me destrozó la cara, dejándola con hemorragias terribles”, fue la
narración que ofreció el clérigo.
González Hernández, por su parte, afirmó que está dispuesto
a asumir el riesgo. “Como pastor, uno debe estar dispuesto a dar la propia por
el rebaño (...) Sería un muy mal ejemplo para otros sacerdotes si el obispo
tuviera miedo de hacer esto”, reiteró.
Durante la misa que ofició la noche del domingo 10 de
junio, el obispo de Chilpancingo criticó la estrategia de seguridad “Abrazos no
balazos” del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Los abrazos ya no
alcanzan para cubrir a las víctimas de tantos balazos que hay en México”,
señaló.
“Hoy sabemos con tristeza que nuestros enemigos le están
haciendo a México lo que quieren. ¿Dónde están los defensores de México? ¿Dónde
están los soldados para protegernos?”, cuestionó.
Otro peligro al que se enfrenta el obispo González en su
intento de mediar entre las bandas de narcotraficantes es el riesgo de que se
perciba que favorece a un bando en particular, tal y como le sucedió a su
antecesor, Salvador Rangel, quien también se hizo famoso por negociar treguas
entre capos de la droga y guerrilleros o grupos de autodefensa, antes de
renunciar en abril pasado.
Sin embargo, Rangel llegó a ser visto como alguien que
servía a los intereses de un grupo criminal llamado “Los Ardillos”, al punto
que fue acusado de difamación.
Fuente: Infobae
El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de
Jesús González Hernández confió en que con la llegada de más efectivos de la
Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) permitan
que haya seguridad y paz en Guerrero. El obispo opinó que la ciudadanía aún
cree que este gobierno de la 4ta transformación brinde la paz, la seguridad,
que promueva la justicia y cumpla con las funciones de guardar el orden en las
ciudades.