Trabajan en la creación del Jardín Etnobiológico del Occidente de México en el CUValles
El espacio de 1.6 hectáreas, albergará especies de plantas endémicas de esta región del país. Se trata de un apoyo del Conacyt, que integra una red nacional de jardines.
Especies de árboles, cactáceas, pastos y más, originarios de las costas, sierras y valles de Jalisco y entidades vecinas, se encontrarán en el Jardín Etnobiológico del Occidente de México, con sede en el Centro Universitario de los Valles (CUValles) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
En este proyecto, en el que trabajan especialistas, académicos y estudiantes de la Ingeniería en Sistemas Biológicos del plantel, investigadores del SNI y académicos de la UNAM, se pretende albergar hasta 5 mil especies de plantas en los próximos años.
El Director de la División de Estudios de la Salud del CUValles, doctor José Guadalupe Macías Barragán, explicó que la iniciativa proviene de la política del gobierno mexicano a partir de una convocatoria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concacyt), a la cual el campus universitario con sede en Ameca, Jalisco, aplicó y resultó beneficiado.
“Se busca tener un espacio con una colección biológica, principalmente de plantas, que tengan utilidad para el ser humano y que sean regionales”.
“La idea es que estos jardines protejan, propaguen y sirvan para la enseñanza pública, para conocer las especies propias. Conocerlas, hacer investigación y mantenerlas; evitar que se extingan”, compartió Macías Barragán.
El espacio donde el jardín se encontrará será al noroeste del CUValles, en una extensión de 1.6 hectáreas, donde ya se han acondicionado los suelos e instalado la red de abastecimiento de agua.
“Las especies con las que estamos trabajando forman parte de diferentes ecosistemas: dunas costeras, selva baja caducifolia (que cubre la costa de Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Oaxaca); tenemos leguminosas en zonas planas o valles como el mezquite, huizache, guamúchil; también cactáceas como la pitaya”, externó.
“Al principio, serán plantas muy pequeñas, pero será interesante ver cómo el terreno que antes era utilizado para el cultivo de caña en Ameca fue mejorado y dará soporte a las plantas, y entonces año con año veremos cómo va creciendo”, informó.
Posee una gran diversidad de acervos vinculados a la riqueza biocultural de la región, como un banco de semillas, una fototeca, una videoteca, una sonoteca y un invernadero que reproduce especies vegetales de la zona para su posible intercambio.
Por medio de colecciones botánicas se busca presentar el sistema de ciénegas y humedales de los Valles, usado desde la época prehispánica.
Este jardín ofrece al visitante la diversidad de especies nativas de agaves, así como sus usos económicos y culturales en el centro-occidente de Jalisco.
Un proyecto que hace frente a las amenazas de poblaciones vegetales
Ante el cambio climático y los impactos ambientales provocados por el ser humano, diversas poblaciones de plantas han fluctuado de tamaño en distintas zonas. Algunas son más depredadas que otras y susceptibles a desaparecer; un ejemplo son especies maderables como la parota, de las cuales se talan árboles de hasta 500 años.
“Lo vemos también con los agaves, que son valorados por el uso de la penca para cocer la barbacoa, hacer fibras o generar mezcales, y no da tiempo para que las poblaciones se regeneren; en algunas especies se observa gran disminución de sus poblaciones”, dijo.
El cambio en las condiciones del clima también han impactado en otros tipos de plantas en cuanto al tamaño de sus poblaciones y distribución. “Muchas especies que crecían en la llanura costera del Pacifico mexicano ahora las encontramos más al norte, hacia Durango o Zacatecas; si las condiciones de lluvia lo permiten estas especies van a otras zonas debido a que son más cálidas”.
“Caso contrario ocurre con las especies de zonas frías –abundó–, como los maples mexicanos, que son especies aún presentes en la Sierra Occidental de Jalisco y que no toleran el calor, por lo que su área de distribución se reduce”.
Por ello, uno de los propósitos del Jardín Etnobiológico del Occidente de México es que se tenga un banco de semillas de estas especies, además de tenerlas vivas, indicó el especialista del CUValles.
“El número de especies es de 56, ese es el primer compromiso. Estas especies, primero, pasan al invernadero y posteriormente son plantadas en el terreno del jardín”.
“Estamos evitando la colecta de plantas adultas, esto es importante porque la mayoría de nuestro material proviene de la germinación. Primero, colectamos la semilla, la germinamos y la cuidamos para luego ser plantada en el exterior”.
“No estamos afectando poblaciones naturales de manera directa y hay variabilidad genética en nuestro material biológico. Tenemos dos colecciones: una de semillas y otra de plantas vivas”, describió.
Otras especies que abundarán en el jardín son los pastos mexicanos, que han sido segregados por pastos extranjeros; así como los encinos, que son los árboles con mayor cobertura en los bosques de México. “Éstos han sido utilizados por diferentes culturas para cercos, leña, remedios, y son muy importantes”.
Macías Barragán dijo que el Jardín Etnobiológico tendrá núcleos externos, para lo que se hará convenios con municipios y así declarar áreas naturales de protección, donde el CUValles asesorará en el cuidado de la conservación de especies.
Según informó la Directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, se han destinado 50 millones de pesos al proyecto que integra la Red Nacional de Jardines Etnobiológicos, que actualmente contempla a 26 estados del país, donde la UdeG es sede del jardín correspondiente a Jalisco.
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Cortesía CUValles | Javier Castro