Fugas
con aroma a narcotráfico
El robo de hidrocarburos se ha convertido en una fuente
millonaria de ingresos para el crimen organizado, que se disputa la ordeña de
ductos en varios estados del país.
En Jalisco y en Nuevo León, diferentes organizaciones
delincuenciales pelean por el control de los corredores por donde pasan las
tuberías de Petróleos Mexicanos (Pemex).
En otras entidades, el robo de hidrocarburos es monopolio
del grupo criminal que domina la plaza, es decir, el estado.
Los corredores donde se ha detectado ordeña de ductos son
territorios controlados por el crimen organizado para cometer secuestros y
producir drogas en narcolaboratorios
El Golfo opera desde el este de Tamaulipas hasta
Monterrey, y Los Zetas desde la capital regia, de tal manera que ambos grupos
buscan la ordeña clandestina.
En esta problemática, Nuevo León y Jalisco ocupan los
lugares quinto y sexto, respectivamente. Los superan Veracruz, Sinaloa,
Tamaulipas y Sonora, en ese orden.
La diferencia es que en los estados que se ubican en los
primeros cuatro lugares, una organización criminal controla la ordeña. En
cambio, Nuevo León y Jalisco son plazas donde varios grupos están en conflicto.
El caso Jalisco
La Resistencia, el Cártel del Milenio y Los Zetas
disputan el robo de combustible en Jalisco.
Pemex indica que esta entidad registró 51 casos de tomas
clandestinas entre julio de 2011 y julio de 2012, pero hasta ahora no ha sido
posible articular una estrategia de prevención efectiva.
Tan solo en el primer semestre de este año, han sido
documentadas 22 ordeñas ilegales en los ductos del estado.
Aunque la delegación de la PGR negó que hubiera indicios
de una vinculación de este delito con el crimen organizado, es un hecho que el
modus operandi de los ladrones de hidrocarburos es similar al de los cárteles.
Los corredores donde se ha detectado ordeña de ductos son
territorios controlados por el crimen organizado para cometer secuestros y
producir drogas en narcolaboratorios.
Uno va de Tlajomulco de Zúñiga hasta El Arenal, pasando
por Tala hasta antes del municipio de Zapopan. En un año, se han registrado
alrededor de 25 robos en este corredor.
En la otra ruta, que va de Zapotlanejo a Degollado,
pasando por los municipios de Tototlán, Atotonilco, Ayotlán y Lagos de Moreno,
se contabilizan 26 casos.
En sus comunicados de prensa, Pemex señala que han
detectado 51 tomas clandestinas, pero solamente han sido detenidas 12 personas.
Y esto no implica la desarticulación de alguna de las bandas.
La ordeña de combustible se ha convertido en un dolor de
cabeza para Protección Civil de Jalisco, que según datos de la paraestatal,
atiende un promedio de cuatro casos de fugas al mes.
El último robo, registrado en el municipio de Tala el 8
de agosto, cerca del Fraccionamiento Los Ruiseñores, evidenció que a las bandas
que roban combustible poco les importa poner en riesgo a una comunidad
completa.
Y es que esa fuga en particular se encontraba a unos 600
metros de un poblado.
Además, este delito genera pérdidas millonarias para
Pemex.
De las 51 ordeñas, Pemex nada más ha podido recuperar 205
mil 194 litros de gasolina, que equivalen a más de 21 millones de pesos.
Presencia del narco en corredores
En junio pasado, la paraestatal reconoció en un
comunicado de prensa que el robo de combustible en todo el país aumentó 20 por
ciento con respecto al año pasado.
En dicho comunicado, Pemex señaló que las redes de
distribución estaban tomadas “por bandas del crimen organizado, asociadas a
grupos fuertemente armados”.
Pese a lo anterior, pareciera que el problema no preocupa
a las autoridades federales asentadas en Jalisco.
Y es que aun cuando en el municipio de Tala se han
registrado 12 robos de combustible en el último año, la delegación de la PGR y
Pemex minimizan los hechos.
El vocero de la PGR en Jalisco, Ulises Enríquez Camacho,
manifestó que no tienen evidencias de que la ordeña de ductos esté vinculada
con el narco.
El funcionario reconoció que los 12 detenidos por robo de
gasolina no son cabezas de grupo, sino personal operativo de alguna red
delictiva.
HUELE
A 22 DE ABRIL
Los vecinos del Fraccionamiento Los Ruiseñores, ubicado
en Tala, Jalisco, se sienten intranquilos por la cercanía de sus viviendas a
los ductos de Pemex: temen por sus vidas
“Fraccionamiento los Ruiseñores, tu casa en un lugar con
cañadas naturales”, dice el promocional de ventas de la empresa Dynamica.
Y sí, hay varias cañadas naturales en la entrada, una de
ellas llena de basura porque el camión del servicio recolector solo pasa una
vez por semana.
El desarrollo de casas de interés social cuyo precio no
rebasa los 250 mil pesos empezó hace menos de cinco años. Y desde el principio
ha sido evidente la carencia de servicios primarios.
Pero la falta de iluminación, seguridad, servicios de
transporte y agua es un problema menor para los vecinos. Lo que realmente les
preocupa es la fuga de gasolina detectada recientemente cerca de sus casas.
Todos
tienen miedo
“Desde hace 15 días sentí el olor a gas, y yo pensé que a
algún vecino se le había escapado. Yo me aseguré de cerrar el mío, pero el olor
seguía. Yo ignoraba eso de que aquí están los ductos de Pemex. Cuando compre
aquí, nadie me dijo”, dice Amelia García Gaspar, un ama de casa que no puede
ocultar su preocupación.
Ella y su vecina Lourdes Sánchez Sandoval relatan que la
noche en que se detectó la fuga, los residentes del lugar se alarmaron.
“Imagínese, aquí hay muchos niños. A veces le da a uno
miedo dormir y no despertar, por lo mismo de los malos aromas”, señala Amelia
García.
A menos de 600 metros, en la parte alta del
fraccionamiento, Pemex logró controlar una toma clandestina de la que brotaba
diésel. De no haber intervenido el personal de la paraestatal, el combustible
pudo haber llegado a las calles del fraccionamiento.
“Yo digo que hasta que no nos pase algo como en las
explosiones del centro de Guadalajara, hace como 20 años, yo pienso que nos van
a hacer caso”, advierte Amelia García Gaspar.
En alrededor de 800 viviendas habitan más de mil
familias. Pero muchos vecinos señalan que no están al tanto del problema porque
se encontraban trabajando cuando fue detectada la fuga.
“Me quedo preocupada. Yo dejo a mis hijas para ir al
trabajo y no sé qué pueda pasar”, apunta Erika Bañuelos Huerta, empleada de
Flextronics, minutos antes de tomar su camión rumbo al trabajo. Y regresa en la
madrugada.
“Cerca de mi casa pasa una de las líneas, como a 50
metros. Yo me di cuenta después que compré porque de pronto había hundimientos
de la tierra, luego entendí que eran las líneas de Pemex”, relata Florentino
Zamora, vecino de Los Ruiseñores que trabaja como policía.
Cuenta que con frecuencia los visita personal de Pemex.
“Yo pienso que para hacer sus inspecciones, pero no sé.
Yo no sabía. De hecho, cuando llegué vi que dejaron un camellón enorme, yo creí
que era para que los niños jugaran, pero no, luego supe que era para tapar los
ductos”, dice Zamora.
Este policía auxiliar del Gobierno del Estado señala que
cualquier día pueden ser víctimas de la “gente sin conciencia” que roba
gasolina sin pensar en el daño que puede causar.
Daño ecológico irreversible
Tala es el municipio que tiene más tomas clandestinas en
Jalisco. Fueron encontradas 12 en el último año.
La penúltima fuga de gasolina mató animales y destruyó
plantíos y árboles en el poblado Los Patos del ejido Cuisillos, cerca de otro
fraccionamiento de interés social, Las Acacias.
El derrame se extendió a lo largo de 2.3 kilómetros y
formó una laguna de gasolina de poco más de 30 centímetros de profundidad en
una zona agrícola donde hay cultivos de caña.
El daño es irreversible.
Todo el lugar huele a
combustible estancado. Y lo peor del caso es que personal de Protección Civil
de Tala hizo cuatro excavaciones para drenar el combustible, lo cual pudo haber
afectado los mantos freáticos.
“Es la forma como nos aseguramos que no se expanda más la
fuga, pero es cierto que podríamos haber causado el daño hacia abajo”, admite
el titular de la dependencia, Santos Virgen.
Varios kilómetros a la redonda, todo está muerto. Y las
cuatro pozas no se taparán hasta que la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente (Profepa) realice el estudio del suelo.
Ahora el control de daños está entrampado en la
burocracia. Protección Civil controla el derrame y, en su caso, el fuego. Pemex
tapa la fuga y pide ayuda a la Profepa.
La Profepa argumenta que no tiene información completa
por parte de Pemex. “Pasan los días, y no pasa nada”, explica el director de
Bomberos de Tala.
Por ser tierras de cultivo, es urgente tener un dictamen.
Pero la fuga en Los Patos ocurrió el 24 de julio pasado, y 15 días después
sucedió el derrame en Los Ruiseñores.
En Tala es el cuento de nunca acabar. Y mientras, los
ductos siguen a merced de bandas de la delincuencia organizada que solo tienen
que escarbar entre 80 y 150 centímetros para obtener el preciado tesoro. Por
eso Jalisco es un paraíso sin ley.
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