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13 julio 2020

Muere etzatlense que era líder magisterial en Nayarit 13/Jul/20

Lamentablemente se ha informado que el legendario líder magisterial Liberato Montenegro Villa, falleció en un hospital de la ciudad de Tepic a causa de varios problemas de salud que padecía.

Lo anterior lo dio a conocer su hijo Jorge Aníbal Montenegro Ibarra en su espacio personal de facebook, informando que su padre había muerto esta mañana.

Jorge Aníbal exhorta a recordar a Montenegro Villa con cariño y admiración por todos sus años de servicio al magisterio.

A los 82 años, dejó de existir Liberato Montenegro Villa, quien desde la Sección 20 del SNTE construyó un liderazgo magisterial que lo hizo ser protagonista de la política en Nayarit desde hace 50 años.

Ex diputado presidente del Congreso del Estado, ex senador, ex diputado federal, Liberato Montenegro Villa nació el 5 de abril de 1938 en La Mazata, municipio de Etzatlán, Jalisco, pero desde los 12 años residió en Nayarit.

En la década de los 70 llegó a la dirigencia de la Sección 20 del SNTE y desde entonces, los maestros de esa organización sindical lo declararon líder moral vitalicio.

Desde 2019 estuvo padeciendo enfermedades propias de su avanzada edad y finalmente falleció esta mañana. Le sobreviven su esposa Sofía Ibarra y sus hijos Gerardo, Jorge Aníbal, Arturo Liberato y Tania.

Fuente: NTV

"Soy maestro, maestro de banquillo originalmente, después maestro de secundarias. Mi origen es campesino como la mayoría de los maestros de aquella época. Soy de un ex mineral que se llama La Mazata, en el municipio de Etzatlán, Jalisco.

En mi tierra no había más cobertura que hasta el cuarto año de primaria, se cerraba cualquier expectativa para los egresados de aquella escuelita. Alguien nos aconsejó que probáramos aquí en Xalisco, donde había un internado y tendríamos resuelto el tema del alimento, del hospedaje y pues del estudio propiamente.

Llegué a Nayarit en el cincuenta, tenía doce años. Empecé en quinto de primaria porque ya había perdido dos años, cursé la secundaria y entonces al plan de estudios le seguía tres años de normal.

Hice un año de carga normalista aquí y terminé los otros dos en la Escuela Normal Rural El Mexe, en Hidalgo.

Fui nombrado dirigente nacional de los internados de las escuelas normales rurales del país, que eran treinta y dos, por eso terminé en El Mexe.

La Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México me nombró delegado de un congreso y entonces dirigente nacional.

Tenía pocos años, casi ninguna experiencia y tuve que afrontar los retos de la época. Entré con diecisiete años y tres meses, mis antecesores habían tenido veintiséis o veintisiete años. A marchas forzadas tuve que aprender y ganar experiencia.

Me aparecieron las primeras canas con la carga, eran organizaciones estudiantiles que no se dedicaban a organizar bailes de ingreso y de despedida, estábamos siempre en la lucha.

Era una juventud que soñaba con un futuro luminoso, con un régimen económico y político que lamentable ya no existe más que parcialmente en el sudeste asiático y en Cuba.

Nosotros veíamos al socialismo como la primavera de la humanidad. En el cincuenta y seis tuvimos una huelga nacional, a esa nos incorporamos también los normalistas. A mí se me dejó una parte de la región de occidente para coordinar esa huelga, pero yo era todavía un adolescente.

Terminé mi período de dirigente y la carrera de maestro normalista y me vine a trabajar a San Cayetano. Al año asistí a un congreso que se celebraba en la Ciudad de México, era miembro del secretariado de esa federación aún estando en San Cayetano.

En ese congreso el grupo dirigente se fractura y se divide, buscaban a un tercero en discordia que fui yo.

Me nombraron presidente de la confederación de jóvenes, la más importante en aquella época, tenía mayor capacidad de convocatoria que la juventud de cualquier partido político.

Era una organización autónoma e independiente, pero con una gran influencia en el medio juvenil de la época.

Tenía yo veintidós años y mi antecesor treinta y dos, cuando convivía con delegados de otros países era gente de treinta y ocho o cuarenta años, gente muy madura.

En el desempeño de mi cargo me tocó presidir a la delegación mexicana en el Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes en La Habana, Cuba.

El congreso se realizó un año después de que Fidel Castro y su equipo llegaran al poder, fue una experiencia muy importante. Ahí asistían jóvenes de los diferentes partidos políticos de América Latina, visiones distintas de los grandes problemas y las relaciones del mundo.

Así fue mi quehacer en el movimiento juvenil, terminé mi período y volví a mi oficio de maestro de banquillo.

Llegué a Ixtlán en el sesenta y tres y en noviembre me entregan un grupo, tuve el sexto año de primaria. Se funda en esos días la preparatoria número seis y tuve la oportunidad de impartir las cátedras de lógica e introducción a la filosofía. Paralelamente fui director de una secundaria nocturna por cooperación, trabajaba de las seis de la mañana a las nueve de la noche diario.

Luego decidí incursionar en el ámbito sindical y fuimos creando poco a poco una corriente en el sur del estado que tenía como base Ixtlán. Estuvimos luchando a nivel estatal con otras expresiones, duramos doce años en la lucha magisterial tratando de lograr la dirección del sindicato para cambiar algunas cosas que nos parecían ya pasadas de contexto.

En dos de los congresos hubo debate antes de las elecciones del comité, nosotros llevábamos minorías en las dos, pero el debate fue muy interesante. Me tocó debatir por la corriente renovadora y a Don Federico González, que era el dirigente tradicional del magisterio también participó.

Al siguiente congreso ya llegamos con cincuenta por ciento más uno y logramos la dirección del sindicato, yo entré como secretario de organización.

Tres años después, ya con un congreso más cómodo en Compostela, me eligen secretario general. Hice buenos acuerdos con las corrientes de oposición y en seis meses estaba nuevamente unificado el magisterio.

Fui secretario general de la sección hasta el año setenta y siete, terminando ese periodo estuve en la secretaria de prensa y propaganda del sindicato nacional.

Se me dio la oportunidad de ser el responsable del sistema educativo en el estado. Fui diputado local, presidente de la Cámara y posteriormente se me dio la oportunidad de ser delegado nacional del PRI en Michoacán.

Luego me mandaron a Sinaloa y ahí estuve como delegado también.

Fui senador suplente y ocupé el curul, después fui diputado federal de la cincuenta y seis legislatura.

He tenido alguna oportunidad más pero he declinado, la creencia de que se puede ser indispensable es falsa y es utópica.

Considero que hay que abrir espacio a las generaciones que vienen pujando. Seguimos como militantes activos del sindicato, mi profesión es el magisterio y me voy a retirar cuando me muera."

Texto de "Nayaritas del centenario" (2018)

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