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02 abril 2019

Avanza la atención de personas autistas en México. Aún falta mucho


En México se ha avanzado en la atención de las personas con autismo, pero todavía se requiere más comprensión y colaboración de la sociedad, muy rápida en juzgar negativamente las conductas de los pequeños con la condición


Desde 2007, cuando la Organización de las Naciones Unidas declaró al 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, a la fecha la sociedad se ha vuelto más consciente e incluyente con las personas que tienen ese diagnóstico, considera la psicóloga Sandra Erosa Espinosa, directora general del Asociación Yucateca de Autismo.

Sin embargo, reconoce que todavía falta un largo camino por recorrer, sobre todo porque el autismo es un síndrome invisible, es decir, no se relaciona con rasgos físicos y, por lo tanto, en muchas ocasiones pasa inadvertido.

Con frecuencia, antes de que reciba el diagnóstico de autismo la persona es considerada rara o difícil. “Por eso es importante informar a la sociedad, pues a medida que tenga la información la gente se volverá más consciente y sensible a las necesidades de esos chicos y sus familias”, subraya la psicóloga Erosa Espinosa.

Advierte que una inclusión plena de la persona con autismo va más allá de integrarse a los ámbitos escolar y laboral, pues también es necesaria la colaboración de la sociedad, ya que estando en el supermercado o en la calle se puede ser testigo de algún tipo de crisis.

“Muchas veces se pueden desatar berrinches, llantos y conductas muy llamativas. Si nos toca presenciar estas situaciones hay que tener prudencia. Muchas veces juzgamos sin saber y, precisamente como el autismo no presenta rasgos físicos, catalogamos al niño como mal educado”, explica.

La psicóloga Erosa agrega que si todos desde el lugar donde están se proponen ser más comprensivos la sociedad se irá volviendo cada vez más incluyente.

Añade que también es importante que los adultos inculquen en sus hijos los valores de la tolerancia y la comprensión. “El ser empático, comprensivo y tolerante es lo que poco a poco va ir construyendo una sociedad incluyente”.

Afirma que en los 23 años de trabajo de la asociación han notado importantes cambios en el ámbito educativo. “Hemos visto que se puede incorporar a los chicos con esta condición (a las aulas), obviamente con las habilidades básicas para experimentar éxito”, apunta.


Para lograr la integración laboral se debe recorrer más camino. “Muchos de nuestros chicos hoy ya son jóvenes y hay que ir buscando nuevas oportunidades para ellos”, indica, para enseguida subraya que también es necesario concienciar a propietarios de empresas.

La inclusión es precisamente el desafío más grande que afronta la familia Gaya desde que en 2012 se diagnosticó autismo al pequeño Álvaro.

“El autismo es una condición invisible a los ojos. Lo que no se ve no se conoce y lo que no se conoce no interesa”, admite Gerardo Gaya en entrevista en Ciudad de México con la agencia de noticias EFE.

Hace siete años su vida cambió al escuchar el diagnóstico de autismo de su hijo. Gerardo, ahora director fundador de la asociación Iluminemos de Azul, conoció de primera mano la falta de información, pero sobre todo los tabúes y barreras sociales que afrontan los menores con esa condición y sus familiares.

Según apunta, como padre de Álvaro, hoy de 9 años, uno de sus retos más grandes es la inclusión, “ya que vivimos en un país donde la discapacidad es vista con lástima o como una tragedia”.

“Es un reto constante con el entorno con el conocimiento que hay del autismo”.

Los trastornos del espectro autista (TEA) se caracterizan por problemas de larga duración con la comunicación e interacción social, comportamientos repetitivos, y resistencia a modificar la rutina diaria.

De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 160 niños tiene un TEA. En los últimos 50 años la prevalencia ha ido en aumento.

La definición de autismo cambia desde el punto de vista de padres como Gerardo Gaya. “Una persona con autismo es como tú y como yo, pero no actúa igual porque procesa la información de una forma distinta”, manifiesta.

Incomprensión
Las personas con esta condición son altamente incomprendidas en los contextos sociales cotidianos. Ir al cine, al supermercado o a un restaurante, asegura Gaya, se vuelve una actividad muy compleja ya que la gente no suele entender la actitud del pequeño y responsabiliza a los padres de las conductas que observa.

Fue a raíz de una experiencia en ese sentido que nació su fundación. “En un viaje familiar estuve a punto de terminar a golpes con un pasajero que venía frente a la fila simplemente porque mi hijo gritó de la emoción de subirse al avión y al tipo no le pareció, al segundo (grito) tampoco y al tercero casi se sale de control”.

En ese momento el coraje y la frustración de no saber cómo reaccionar paralizó a Gaya; sin embargo, también lo llevó a pensar en que podía hacer algo más para que en México el tema no resultara tan incomprendido.

El trabajo de Gaya se ha traducido en una fundación que desde 2015 ha brindado apoyo directo a 300 familias, impartido 70 conferencias y beneficiado a 1,500 personas a través de diversos servicios.

Texto de Jorge Iván Canul

Asociación Iluminemos de azul http://iluminemosdeazul.org/


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