Vivero militar de Ameca prepara producción de 231 mil
árboles frutales.
"El proceso de producción consiste en tres etapas que
son la siembra, la germinación y el desarrollo", agregó Pedro Álvarez.
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Foto: Aurelio Magaña/ El Occidental.
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Personal del vivero forestal militar que se ubica en el
municipio de Ameca, prepara una producción de 231 mil plantas de aguacate y
guanábana, que serán entregados al final de este año al estado de Nayarit como
parte del programa Federal Sembrando Vida.
El capitán primero, Pedro Álvarez Benito, explicó que el
proceso de producción consiste en tres etapas que son la siembra, la
germinación y el desarrollo.
El primer paso es dar un tratamiento pregerminativo a las
semillas para que pueda desarrollar el embrión de forma adecuada y en el menor
tiempo posible, para lo cual se le quita la cáscara.
“Esto permite que tenga oxígeno y que tenga tierra en la
parte de abajo y se siga alimentando”, detalló.
Posteriormente se hace el llenado de las bolsas con la
tierra o mezcla de sustrato. En promedio se llenan alrededor de 8 mil bolsas
diarias en el vivero forestal militar.
El tercer paso es el sembrado de las semillas en cada una de
las bolsas preparadas con la mezcla y esperar a que brote el embrión.
“A cada una de estas bolsas le están colocando el jal. El
jal nos ayuda a que no se compacte tanto la tierra y permita que el embrión,
que va a salir de esta semilla, salga libremente a la superficie. Si le ponemos
solamente la tierra o la mezcla del sustrato, tarda más tiempo en que el
embrión salga a flote".
El Programa tiene cobertura para la población considerada
como objetivo, en 20 estados: 1.Campeche, 2. Chiapas, 3. Chihuahua, 4. Colima,
5. Durango, 6. Guerrero, 7. Hidalgo, 8. Michoacán, 9. Morelos, 10. Nayarit, 11.
Oaxaca, 12. Puebla, 13. Quintana Roo, 14. San Luis Potosí, 15. Sinaloa, 16.
Tabasco, 17. Tamaulipas, 18. Tlaxcala, 19. Veracruz y 20. Yucatán.
De acuerdo al Gobierno Federal el programa Sembrando Vida,
tiene un doble propósito. Por un lado, combatir la pobreza a través del empleo
de la gente desfavorecida de zonas rurales, en segunda instancia, combatir el
cambio climático a través de la reforestación de regiones que sufren daños
ambientales.
El objetivo es que para 2024 hayan sido sembradas un millón
de hectáreas de árboles de maderables, frutales y de especias.
Para este año, el Gobierno Federal asignó un presupuesto de
28 mil 929 millones de pesos, lo que representa un incremento real del 11.2%
con relación al 2020, cuando se le asignaron 25 mil 130 millones.
Fuente: Román Ortega | El Occidental
Reportan uso de glifosato en Sembrando Vida
En 2019 arrancó el programa Sembrando Vida en El Salvador, con apoyo
mexicano; mientras, en Honduras se prepara su arranque con respaldo de la
Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos. Fotos: Presidencia.
Aun con su promocionado perfil de cuidado ambiental, la Secretaría de la
Defensa Nacional (Sedena) usó glifosato en 10 viveros del programa Sembrando
Vida en ocho estados del país, sin avisar a sus beneficiarios, en 2019 y 2020.
Este agroquímico ha sido cuestionado por ecologistas, científicos y la
Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2015 y México lo prohibió desde
diciembre último.
Los datos, obtenidos por transparencia, indican que la Sedena efectuó cuatro
compras por 248 litros de glifosato por 29 mil 814 pesos, adquiridos a tres
personas físicas y a la empresa RECSA Ambiental, S.A. de C.V.
El vivero que más aplicó el agrotóxico fue el de Cárdenas, Tabasco, con 150
litros; el de Copalar, Chiapas, 48; para la instalación de Balancán, en
Tabasco, 38; y el de Esperanza, Sonora, 12 litros. Los cuatro semilleros
entregaron plántulas al programa social, ejecutado por la Secretaría del
Bienestar, en 2019.
En 2020 aumentó el uso del agroquímico y la cantidad de viveros, pues
efectuó 10 obtenciones de 390 litros, valuados en 74 mil 668 pesos, a seis
personas físicas, a RECSA y a la compañía Agroinsumos Forestales de México,
S.A. de C.V.
El semillero que más consumió fue el de Ameca, Jalisco, con 97 litros,
seguido por el de Copalar, 71, y el de Temamatla, Estado de México, con 50. La
instalación de Cruz Grande, Guerrero, recibió 48 litros; la de Jamay, Jalisco,
31; la de Esperanza, 30; la de Sarabia, Guanajuato, 20; el vivero de Cárdenas,
18; el de Saltillo, Coahuila, 10, y el de Balancán, cinco litros.
Todos abastecieron en ese año a Sembrando Vida, que recibe plántulas de 31
viveros forestales militares. En 2021, la Sedena no ha comprado glifosato, en
cumplimiento del decreto presidencial de prohibición de uso e importación de la
sustancia.
Los beneficiarios no parecen enterados de las prácticas de esa secretaría.
Además, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró durante su
conferencia matutina del 12 de agosto de 2020 que “en Sembrando Vida no se usa,
no se va a usar [ese agroquímico]”.
En ese momento ya existía el precedente de la Secretaría de Medio Ambiente
(Semarnat) de rechazar la importación de mil toneladas de glifosato en
noviembre de 2019, bajo el principio precautorio para la prevención de riesgos.
Aunado a esto, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió la
recomendación 82/2018 en enero de 2019, dirigida a Semarnat, a la Secretaría de
Agricultura, a la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios y
al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, a fin de
restringir el uso de plaguicidas.
Rolando Sánchez, participante en el programa desde mayo de 2019, afirma
desde Frontera Corozal, Chiapas, que no les avisaron del uso de glifosato.
“No entendemos por qué nos dieron plantas y por qué lo usaron. Los técnicos
nos dijeron que el gobierno lo ordena así y las tenemos que recibir. Recibimos
pocas plantas. Los productores tienen sus propios viveros, donde reproducen sus
semillas nativas de la región”, relata el productor a EL UNIVERSAL.
Sánchez, quien tiene un hijo y una hija, siembra un terreno de 2.5 hectáreas.
En sitios como Frontera Corozal, los 900 beneficiarios recibieron plantas como
caobilla, cacao, cedro y pimienta. Si bien crearon unos 20 viveros
comunitarios, aún no hay producción de insumos.
Tanto los lineamientos de referencia como las reglas de operación 2021 del
programa estipulan que se establecerán biofábricas de insumos en localidades
seleccionadas, el programa podrá dotar parte o la totalidad de los materiales
necesarios para elaborar fermentos, preparados y otras sustancias que promuevan
la agricultura orgánica. En Frontera Corozal aún no funciona ninguna, según
Sánchez.
Dos estudios recientes hallaron una proporción de uso de dos litros de
glifosato por hectárea, con un máximo de tres litros, en ciclos de producción
para cultivos genéticamente modificados, y de uno a tres litros por hectárea,
con una frecuencia máxima de tres aplicaciones.
María Luisa Albores, actual secretaria de Medio Ambiente y entonces titular
de Bienestar cuando montaron los viveros, así como la Secretaría del Bienestar
no respondieron a la consulta de este diario.
La Sedena efectuó cuatro compras por 248 litros de glifosato a un precio de
29 mil 814 pesos, aun cuando hay un decreto prohibicionista.
Bajo riesgo
El peligro de transferencia de contaminación de los semilleros a las
parcelas elegidas para Sembrando Vida es bajo, dijeron los especialistas
consultados.
Omar Arellano-Aguilar, investigador de la Facultad de Ciencias de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especializado en el estudio
del uso e impacto de los agrotóxicos, explica que depende de las
características del vivero.
“Si es sólo para reforestación, el impacto podría ser local, según como lo
apliquen. Por arrastre, puede haber impacto sobre los cuerpos de agua. Pero al
transportar la planta no hay riesgo de contaminación ni en el sembrado. Cuando
crezcan, lo más probable es que ya no tengan residuos”, explica.
Leer también: Sembrando Vida no usa productos transgénicos ni agroquímicos,
asegura AMLO
Fernando Bejarano, coordinador de la Red de Acción sobre Plaguicidas y
Alternativas en México (RAPAM), expone que la contaminación depende del uso y
el volumen utilizado.
“Un vivero es un microsistema y hay que ver sus condiciones. En parcela, la
contaminación podría ser residual”, comenta.
La aplicación de glifosato exhibe las incongruencias en programas como
Sembrando Vida, que se nutre de viveros militares, comunitarios y privados.
Sánchez señala que las plantas entregadas por el programa no se adaptan al
nuevo suelo.
“Como las trabajan los viveros de allá, porque usan fertilizantes. Aunque
acá la sequía no fue muy fuerte, se murieron bastantes desde 2020. Hay plantas
nativas que se adaptan bien, sin fertilizantes. Nuestra tierra es fértil
todavía, no necesita ningún químico”, destaca.
Arellano-Aguilar señala la incongruencia de las dependencias donde hay
funcionarios que no han entendido del todo el plan gubernamental para suprimir
esos químicos sintéticos.
El experto dice que el uso de agroquímicos es “resultado de esta tradición
que se ha venido arrastrando, sin ninguna actualización, ningún conocimiento
respecto a los convenios internacionales, a las nuevas políticas públicas sobre
el manejo de sustancias químicas peligrosas. Es un patrón cultural”.
Conformación de viveros
Para iniciar Sembrando Vida en 2019, la Sedena puso en operación al menos
nueve viveros, entre ellos los de Cárdenas, Balancán y Copalar, para producir
más de 133 millones de plantas. En 2018, la Comisión Nacional Forestal
certificó 11 semilleros militares en nueve estados. Entre 2019 y 2020, la meta
era la generación de especies para sembrar un millón de árboles frutales y
maderables, como lo indicó el 1 de febrero de 2019 el titular de Defensa, Luis
Cresencio Sandoval.
En esa misma fecha, el presidente López Obrador supervisó la construcción
del vivero de Cárdenas, proyectado para generar 266 millones de árboles
frutales y maderables en dos años.
Bejarano cuestiona el desembolso en glifosato, pues “suena a gasto inútil” y
“pueden controlar malezas a mano y no con el herbicida”. En mayo de 2019, la
Sedena aseguró que “los viveros forestales contribuyen al desarrollo
sustentable del medio ambiente, revirtiendo el deterioro del ecosistema y
mejorando la calidad de vida de la población nacional”.
En 2019 se cultivaron 500 mil hectáreas de árboles frutales y maderables,
especialmente en el sureste de México, de acuerdo con datos de Presidencia.
Tabasco es el estado con mayor cobertura del programa (112%), lo que sugiere,
según el reporte de la Cuenta Pública 2019 elaborado por la Auditoría Superior
de la Federación, que se otorgaron recursos a sujetos agrarios que no formaban
parte de la población objetivo, sin que Bienestar explicara las causas.
El vivero de Balancán, de 20 hectáreas de extensión, aporta 14 millones de
árboles de 10 especies, desde allí camiones trasladan las plantas a municipios
como Frontera Corozal y la Selva Lacandona. Sembrando Vida, que opera en 20
estados, recibió este año un presupuesto de 28 mil 929 millones de pesos, para
un aumento de 11% respecto a 2020.
Para 2024, la meta es un millón de hectáreas sembradas de árboles
maderables, frutales y de especias. Desde 2015, el Centro Internacional de
Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS consideró al glisofato, el biocida
más vendido globalmente, “probable cancerígeno en humanos”.
En junio de 2019 arrancó el programa Sembrando Vida en El Salvador, con
apoyo mexicano, mientras en Honduras se prepara su arranque con respaldo de la
Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos y bajo el nombre de
Sembrando Esperanza. El uso de glifosato en viveros de la Sedena deja lecciones
a esos gobiernos para evitar la repetición de esos errores.
Aun con el decreto prohibicionista, la Comisión Federal de Electricidad
compró en mayo pasado 36 litros de glifosato, por 3 mil 60 pesos, para combatir
especies herbáceas en subestaciones eléctricas. Entre 2018 y 2020, Diconsa
realizó 65 adquisiciones del herbicida para aplicarlo en sus bodegas.
Fuente: El Universal.