“Desgraciadamente
cuando la mujer no está bien educada se convierte
en un positivo mal para sus hijos, y tanto más temible cuanto a las virtudes o defectos de la madre
se reflejen en los seres que sienten la
influencia de su ejemplo."
Imagen tomada del libro: Poetisas mexicanas. Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX: antología formada por encargo de la junta de señoras correspondiente de la exposición de Chicago.
México: Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1893.
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080013770/1080013770.html (página 134)
La Etzatlense fue una de las precursoras del voto femenino... El 17 de octubre se celebra el sufragio de la mujer.
60 años de voto femenino: lo bueno, lo malo, lo feo (2013)
…otras mujeres se preocuparon en expresar por escrito su interés en participar políticamente. Es el caso de Laureana Wright y Mateana Murguía, fundadoras de la revista femenina Violetas del Anáhuac, escrita solamente por mujeres, que en el periodo que va de 1887 a 1889 demandó el sufragio femenino…
Mateana Murguía de Aveleyra, fundadora y directora de un
periódico redactado por señoras y titulado Violetas, nació el 21 de septiembre
de 1856, en Etzatlán, Jal., y fue llevada a la ciudad de México cuando apenas
tenía cuatro años de edad. Desde su educación primaria se distinguió por su
afición al estudio. El 19 de agosto de 1875 se casó con Enrique Stein.
Perteneció a las sociedades literarias Las Hijas del
Anáhuac y el Liceo Hidalgo, que le sirvieron poderosamente para perfeccionar
sus conocimientos, y el 18 de diciembre de 1878 se recibió de profesora y pasó
a dirigir la Escuela de Huichapan, en la cual permaneció dos años. En 1881
volvió a la ciudad de México y se encargó interinamente, por seis meses, de una
escuela del municipio. En 1884 obtuvo por oposición la cátedra de gramática,
que desempeña en la Escuela de Artes.
“Activa y diligente siempre, no obstante sus múltiples
ocupaciones, en aquella época fundó y dirigió un periódico redactado por
señoras y titulado Violetas, al cual tuvimos la honra de pertenecer”, dice su
biógrafa Laureana Wright de Kleinhans (1846-1896). Añade lo siguiente:
Estudiar y aprender siempre es su norma, no limitando sus
conocimientos a determinados ramos, sino cultivando todo lo que su rápida
concepción la inclina a abrazar, dedicándose especialmente en sus horas
perdidas, a combinar reformas sobre la enseñanza pública, a cultivar la música
y la literatura, y en algunas épocas, empleando los días festivos que le
dejaran libres sus tareas de profesora, a practicar la fotografía, en cuyo arte
llegó a adquirir notables conocimientos.
El 19 de agosto de 1875 contrajo matrimonio con Enrique
Stein, pero catorce meses después quedó viuda y con una hija. En septiembre de
1882 se casó por segunda vez, con el licenciado Tomás Eguiluz, y nuevamente
quedó viuda cuando sólo habían transcurrido veintiséis días de la boda, pues su
esposo murió víctima del tifo. El 23 de junio de 1887 se unió en matrimonio con
Agustín Aveleyra, y se retiró de la dirección de la Escuela de Párvulos anexa a
la Normal..
A los cuatro años, junto
con su familia emigró a la ciudad de México, donde tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir. Su
padre fue un eminente médico de la época, el doctor Manuel Murguía, quien fue determinante en la formación académica de su
hija.
Se casó muy joven, a los diecinueve años, con el señor
Enrique Stein, con quien tuvo a su hija,
que fue bautizada como María.
Posiblemente se hubiera dedicado absolutamente a su
hogar, pero al año de casada quedó
viuda. La triste situación la forzó a superarse
tanto por ella como por su hijita…
Las sociedades literarias “Las hijas del Anáhuac” y el Liceo Hidalgo la orientaron
para perfeccionar sus conocimientos y en
1878 se recibió como profesora. Durante dos
años dirigió la Escuela de Huichapan. De 1881 a 1887 trabaja en Guadalajara, al frente de otro centro
escolar. El presidente del Ayuntamiento
le dio un reconocimiento por se la primera profesora del país en poner en
práctica la gimnasia de salón..
Por indicaciones del mismísimo señor presidente Porfirio
Díaz, dirigió la Escuela de Párvulos,
anexa a la Normal.
En 1885 volvió a casarse, esta vez con el licenciado
Tomás Eguiluz, y por desgracia, a los
veintisiete días, volvió a enviudar, ya
que su esposo fue víctima del tifo que se propagó en la ciudad de Guanajuato, lugar donde habían decidido
radicar..
En la Escuela de Artes fundó un periódico redactado por
señoras titulado Violetas
en 1887 se casó por tercera vez, en esta ocasión con el periodista Agustín Aveleyra, con quien
tuvo un hijo que se llamó igual que su
padre.
http://www.uaeh.edu.mx/investigacion/productos/4941/violetas_demac_2010.pdf
(
páginas
39 en adelante)
SU MUERTE
Colegas, periodistas, amigas y alumnas la calificaban como profesora inteligente, excelsa poetisa,
notable escritora, madona rodeada de ángeles. Su hijo, Agustín Aveleyra
escribió:
Cuando el equilibrio se rompe, cuando la materia se dispersa, se desorganiza,
cuando vuelve a la madre tierra para confirmar perennemente el principio: “Nada
se crea, nada se pierde; todo se transforma”
– se dice que una persona ha muerto. En ese caso, la inspirada, la tierna poetisa Mateana Murguía
de Aveleyra, ha muerto.
Yo creo en la prolongación de la existencia más allá de la muerte. Con la quietud absoluta aparente, con la
inmovilidad de las fuerzas –con la
muerte- que producen el movimiento que constituye, no concluye todo.
La eximia poetisa Mateana Murguía vivió en la tierra una vida completa, intensa, una vida doble: una vida
de amor –asperjada de placeres y
lágrimas- y una vida de arte, impregnada de dulce melancolía. Amó y fue amada hasta el vértigo.
Su alma blanca sufrió todos los dolores y gozó todas las efímeras dichas
humanas.
Fue pródigo como una opulenta princesa de cuento árabe.
Por su parte, Josefa López, escritora y gran amiga de Mateana, escribe un adiós lleno de nostalgia y honesto
cariño:
23 de junio de 1906, fecha luctuosa para la república de las letras.
Ese día con luz de alba y ambiente matinal, a esa hora en que las rosas no han abierto su broche, todavía en
que las vírgenes no han terminado sus
ensueños de oro, dibujase en la puerta de nuestra redacción la figura de una hada, orivada de
la Aerópolis de
Atenas y nos habló así: Sabed, señoras que Mateana ha muerto:
sus ojos no brillan, su cerebro no irradia ya pero su espíritu divino, mina en el Partenón, yo la vi… Dijo y
desapareció: Y sus amigas derramando
copioso llanto exclamamos: ¿Cómo ha muerto, la que luchó incansable, la sublime
maestra que nos suministró sanos
principios, blancas enseñanzas. La dulce poetisa, la correcta escritora,
profesora competente…
Fue a las dos de la mañana de ese 23 de junio de 1907, por una enfermedad que padecía desde hacía tiempo
atrás…
Murguía murió.
Una enfermedad que padecía desde hacía ya tiempo, la cual la postraba
en la cama con altas temperaturas, fue la causante de su muerte en 1907.
“En el cáliz de las flores
en las gotas de rocío
del sol en los esplendores
y en el iris de coloresmiro tu poder, Dios mío.
Eres justicia y bondad:
de bienes y amor, tesoro;
tu bendito nombre adoro,
y en la dura adversidad
tu santa clemencia imploro”.
(A Dios, Mateana Murguía)
2 ESCUELAS CON SU NOMBRE
En el DF, en la delegación Benito Juárez, hay un jardín
de niños que lleva el nombre de esta mujer ilustre
La ubicación es calzada de Tlalpan y la calle emperadores
El Colegio Mateana Munguia D Aveleyra es una escuela de preescolar
situada en la calle republica de Ecuador NUM 285 COLONIA FERNANDO BAEZA Cuauhtémoc (Municipio: Cuauhtémoc, Estado:
Chihuahua)
En el texto de “Más de un
siglo de feminismo en México” de Gabriela Cano se menciona que la Etzatlense
forma parte de la Sociedad Protectora de la Mujer
Una impresión
agradable
Texto
que habla de la educación
Otros 18 escritos
OPINIÓN SOBRE LA PENA DE MUERTE
Los jurisconsultos de todos los tiempos han defendido
unos y atacado otros, la bárbara ley de
la pena de muerte, los que la defienden
olvidan que toda pena debe estar revestida de estos caracteres: debe ser justa, ejemplar, reparable
y útil.
“En nuestro concepto, la pena de muerte no tiene ninguna
de estas condiciones. No puede ser justa
porque los límites de la justicia humana
no deben traspasarse hasta dictar penas absolutas; no es ejemplar, porque muchas veces las ejecuciones
se hacen secretas, y aunque éstas sean
públicas, los hombres no tienen ante sí constantemente
el horrible espectáculo del ajusticiado; no es
reparable, porque, si como ha sucedido muchas veces, desgraciadamente, no se le puede indemnizar
del daño que se le ha hecho; y no es
útil, porque ve destruye una existencia que quizá más tarde, por medio del
arrepentimiento, pudiera ser útil para la
sociedad..
Mateana fue maestra convencida de la
equidad en su profesión, con un gran sentido del humor para criticar y rechazar
estereotipos de la época. Su vida, sus textos y su mirada optimista, que
apostaba a la realización femenina en todos los escenarios, tienen la esencia y
el color violeta que representó a su semanario, referente ineludible para
comprender la lucha de las mujeres en México.