Mitos y leyendas del agua y sus historias…
Este fue el nombre que se le dio al Foro que
organizó el Centro Universitario de los Valles (CUValles) y al que fue invitado
el Cronista y Archivista, Sr. Carlos Enrique Parra Ron, quién participó con el
tema de: “Leyendas del agua en Etzatlán”.
En este programa participaron los Municipios de
Hostotipaquillo, San Sebastián del Oeste, Ameca, El Arenal y Etzatlán.
A
continuación presentamos una de las tantas leyendas poco conocidas, esta
pertenece a las poblaciones que se encontraban a la ribera de la Laguna de
Magdalena: La laguna de la Magdalena
Esta leyenda nos la relata el historiador
y escritor etzatlense Dr. Carlos Fregoso Gennis en su libro Etzatlán y su
región y dice que es la tradición en la cual se asegura que la laguna tuvo su
origen en los tiempos prehispánicos, cuando el señor y cacique de la región, no
queriendo que su preciada hija contrajera nupcias con un joven que no era de su
agrado, se opuso a la relación, llegando al extremo de privar de la vida a su
propia hija.
La joven fue
decapitada en lo que entonces era un fértil valle, que posteriormente se
convirtió en una hermosa laguna con la sangre derramada por ella. Es
interesante considerar que la voz Etzatlán, desde el punto de vista etimológico,
ha sido interpretada en algunas ocasiones como «lugar de agua ensangrentada» o
«de agua roja como la sangre». Significado que probablemente va en
correspondencia con la leyenda mencionada.
Hasta aquí esta leyenda, pero también se
mencionaron otras como la de Oconahua y su nombre, la de los duendes y
“enduendados” en los arroyos y otra muy parecida a la que que arriba aparece
llamada: “El Señor de las Aguas”.
Mensaje. Aprovechamos para enviar un breve mensaje
a la comunidad etzatlense para invitarlos a que cuidar el agua, que no haya
desperdicio, recordando aquella famosa frase que se pusiera de moda hace
algunos años y que decía: “¡DIOS DA EL AGUA, PERO NO LA ENTUBA!”
Texto y foto : Carlos Enrique Parra Ron
PARA
SABER
La desaparecida laguna de la Magdalena, la otra Chapala
La laguna de La Magdalena se localizó a setenta
kilómetros al poniente de Guadalajara, sobre los municipios de Magdalena,
Etzatlán, Antonio Escobedo y Hostotipaquillo.[1] Tuvo una extensión de
cincuenta y cinco kilómetros cuadrados aproximadamente, que la convertía en la
segunda más grande del estado de Jalisco. Contó con dos pequeñas islas en su
centro. Según un informe del ingeniero Manuel Iglesias, presentado ante la
Secretaría de Fomento en el año de 1866; la laguna proporcionaba pescado, en
especial bagre, así como tule, que fue utilizado por los ribereños en la
manufactura de diversos productos que vendían en la región. Era además un medio
eficiente de comunicación entre pueblos y haciendas, ya que facilitaba el
transporte de mercancías. Sus aguas eran utilizadas en el regadío de plantíos
de maíz, trigo, fríjol, cebada, maguey, entre otros productos, que se producían
en las haciendas de San Andrés, La Quemada, Estancia de los Ayllones, San
Sebastián, La Esperanza y 10 ranchos más. También daba de beber a más de 40,000
cabezas de ganado.[2]
En 1856 el general Refugio González
solicitó al presidente de la República Ignacio Comonfort, la autorización para
desecar la laguna de La Magdalena, alegando que con ello obtendrían tierras
fértiles para el cultivo, así como aguas que serían utilizadas para irrigar el
valle de Ahualulco.[3] El
proyecto fue aprobado e inmediatamente comenzaron los trabajos, que
consistieron en la construcción de un canal que conduciría el agua a una presa
en las cercanías de Ahualulco. La ganancia que obtendría González sería el
usufructo del agua por 15 años, mientras que el gobierno conservaría todos los
terrenos desecados. Los hacendados del lugar no estuvieron de acuerdo y
entablaron un litigio en contra de González, ya que la obra afectaría la
productividad de sus haciendas que no contarían con el agua suficiente para sus
plantíos. Iglesias afirmó al respecto, que la desecación produciría la ruina de
los pueblos, haciendas y ranchos ribereños, por la falta de agua y humedad,
además manifestó que productores como Miguel Camacho tendrían pérdidas
considerables ya que poco tiempo antes había invertido fuertes cantidades en
obras de irrigación.[4] Los
propietarios lograron detener las obras de desagüe por algunos años. Sin
embargo en 1879, Porfirio Díaz revalidó la licencia a González quien reanudó
las obras del canal, que de nuevo fueron suspendidas por los amparos logrados
por los hacendados. El pleito se prolongó por muchos años y en la segunda
década del siglo XX, el gobierno concedió la autorización para la desecación,
que sería llevada a cabo por la Compañía Andazor, cuyo gerente era Andrés
Andazor. Para el efecto se construyó un canal que atraviesa el pueblo de
Antonio Escobedo, y que fue conocido por el nombre de “El Tajo” que conducía el
agua hasta la presa “Colorada” donde se redistribuía. Para el año de 1934 la
mayor parte de la laguna se encontraba seca y solo durante el temporal de
lluvias subía el nivel gracias a los abundantes escurrimientos de aquella época,
pero en pocos días volvía a secarse.[5] Con
los años la laguna desapareció por completo.
[1] Este artículo lo publiqué hace algunos años en el diario el Occidental, si alguien desea la referencia completa deje un comentario.
[2] Miguel Iglesias. “La desecación de la laguna de Magdalena,” en El estado de Jalisco. Núm. 75. Diciembre 3 de 1879. pp. 2-3.
[3] “Una cuestión de utilidad pública,” en Juan Panadero. Tomo IX. 673. pp. 1-2.
[4] Iglesias. Op cit.
[5] Antonio Domínguez Ocampo. Historias de mi pueblo. Guadalajara. 1985. pp. 63-65.
1 comentario:
Me interesa contar con mayor información histórica o de referencia en torno a la Laguna de Magdalena. Muchas gracias.
joseluis_santiagot21@hotmail.com
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