Reflexiones etnológicas Día Panamericano del “indio”
“Un Perfil de la
Cultura India: Cada uno de los Pueblos Indios en América posee un perfil
cultural distinto (idiosincrático: propio), el cual es resultado de una
Historia particular, cuyos inicios se pierden en la profundidad de épocas
remotas. A primera vista, ante ese mosaico de pueblos, parece difícil hacer
generalizaciones válidas. Sin embargo, una comparación más cuidadosa de las diversas
Culturas Indias va descubriendo las similitudes y correspondencias más allá de
los rasgos particulares.
“Hay dos hechos fundamentales: la existencia de una
civilización única que constituye un trasfondo común de la herencia propia de
cada etnia-pueblo, y en segundo lugar, la experiencia, también común, de la
dominación (y aun sofocación definitiva) colonialista, que produjo efectos
semejantes”. (Cfr. Bonfil Batalla, Guillermo: “México Profundo”, Pág. 51,
Editorial CIESAS).
Hace dos décadas, en el contexto preparatorio del
Congreso Interamericano de Filosofía sobre la
Liberación Indígena (I-IV-1991), nos cuestionamos profundamente sobre la
vigencia histórica de la indignidad de nuestros pueblos aborígenes, y su conciencia como tal. ¿Será
válido hoy, todavía, reflexionar sobre
su pertinaz presencia? Para el Bicentenario del 2000 nos contestamos, en
capítulos específicos, sobre esta realidad insoslayable: la diversidad étnica
aborigen del Continente Americano. La América nuclear en las grandes culturas
madres. La desconocida América marginal. El Descubrimiento de tres
deslumbrantes gemas culturales: la maya, la inca y la azteca. Todo ello como marco para desentrañar las
raíces del concepto “indio”, y su vitalidad (o vergonzante difuminación).
Aseveraciones
etnológicas que iluminan el concepto de ‘indio’
Espigamos varias citas de egregios etnólogos e
historiadores que nos dan luz sobre la importancia y huella del “indio” en
América, como raíz fecunda de una
cosmovisión.
1ª El paralelo de “Indianidad con Mexicanidad”, como vía
de interiorización del concepto y realidad de lo más esencial y cordial de
‘indio’ en su definición. Todo ello en
palabras de . Agustín Basave Fernández del Valle, en su obra: “Vocación
y estilo de México”.
2ª El marco de la ‘Toltecáyotl’, como conciencia de una
herencia de cultura, entendida como
‘Toltequeidad’, vía para interiorizar el concepto de indianidad, conforme al
gran filósofo Miguel León Portilla, en su texto “Toltecáyotl”, del FCE, eje de
sus muchas cátedras que le compartimos.
3ª El afloramiento de las afirmaciones de Guillermo
Bonfil Batalla, en su libro ya citado: “México
Profundo”, específicamente sobre los procesos de reconocimiento de la
indianidad. El de la ‘desindianización’; el de la dominación aberrante. El de inculturación y
raigambre. El de ‘forja’ de una nación india; el de sobrevivencia entrañable y
el de alternativas y dilemas planteados.
4ª Las
meditaciones, que eso han sido, de Gonzalo Aguirre Beltrán, antropólogo indigenista de América, que aduce la voz de Rodolfo Usigli (el gran escritor), a
la luz de Paul Rivet (historiador de la Cultura), al prologar el libro de
Jacques Soustelle: “Mexique, terre Indienne”, para iluminar, finalmente, el
término ‘indio’. ¡Vaya confluencia de pensadores trascendentes!
5ª Los argumentos del reconocido americanista Darcy
Ribeiro en su texto “Las Américas y su Civilización”, por el proceso de
formación de nuestros pueblos indios hacia las naciones hermanas de hoy día. La
Topología étnico-nacional en las floraciones mesoamericanas y en el incario
original (como él lo califica). Y 6ª,
finalmente, la “visión” de los redactores de Aula Abierta Salvat, sobre las
culturas indígenas americanas en sus áreas y cosmos cultural de sus horizontes.
Todo un apretado programa de un curso para comprender al indio en su Día Panamericano.
Nominación
pletórica de ‘protector de los indios’ (cédula real)
Terminamos con broche de oro y cuadro de honor, con un
incompleto, y a la vez pleno, listado de varones insignes que bien merecen, o merecieron en su momento, el
nombramiento (In Memoriam) de ‘Protector de los Indios’, conforme a las Cédulas
Reales de Felipe II:10-I-1579; y la del 20-VIII-1620. Apenas citamos sus nombres preclaros: Fray
Juan de Zumárraga, Franciscano. Santo Toribio de Mogrovejo. Fray Bartolomé de
las Casas, Dominico. “Tata” Vasco de
Quiroga, Dominico. Francisco Xavier Clavijero, Sacerdote Jesuita, “Padre de la
mexicanidad”. Presbítero José Simeón
Cañas, el “emancipador”. San Roque González,
Jesuita, y Compañeros Mártires entre los
guaraníes. Los Santos Mártires Jesuitas
en el Canadá: Juan de Brebeuf y Compañeros.
Fray Juan Calero |
Beato Fray Junípero Serra, Franciscano. Fray Antonio de Montesinos, Dominico, pionero
en La Española. Fray Pedro de Gante, Franciscano, el educador bilingüe. Beato José de Anchieta, Jesuita, y su opción
por los indios en Brasil. Fray Toribio de Benavente, Motolinía, así llamado por
ellos. San Luis Beltrán, “padre de los indios…” en Colombia y Pequeñas
Antillas. Fray Antonio Valdivieso,
Mártir en Honduras. P. José Acosta,
Jesuita, gran misionólogo. Y cómo no aludir a los Misioneros Seráficos,
Fundadores de nuestra Región: Fray Antonio de Segovia, Fray Juan de Padilla, los Frailes Mártires de Etzatlán, y otros. Y a ellos deberíamos
añadir a muchos más ‘protectores de los indios’ de los siglos XVIII, XIX
y XX, por su firme tarea y entrega, como por ejemplo Fray Antonio Margil
de Jesús.
Cabe en este momento hacer mención de que la presencia de
los frailes en Jalisco, no fue tan
cómoda como puede suponerse. Jalisco ofrece
mártires también en el momento de la conquista espiritual, como es el
caso de los que perecieron víctimas de
la idolatría de los naturales que se resistieron a modificar su sistema de vida y sus creencias.
Del eremitorio de Etzatlan murieron varios franciscanos por
este motivo. Ellos son fray
Juan Calero de la Esperanza y del Espíritu Santo, fray Antonio Cuéllar, fray Francisco Lorenzo y fray
Juan Francisco, muertos a manos
de los indígenas incluso con saña pues, por ejemplo, fray Juan Calero –considerado
por los franciscanos cronistas de aquel tiempo como el “primer mártir de la
Iglesia Indiana por la fee de Jesucristo”– fue asaeteado, pero como aún no moría, con una porra le rompieron
todos los dientes y la boca diciéndole “…que ya no les predicaría más cosas del
cielo ni del infierno ni les era
menester ni querían su doctrina”.
En tanto, con todo aún no moría, lo lapidaron para rematarlo. Murió en el
cerro de Tequila a manos del infiel chichimeca,
el 10 de junio de 1541 y fueron muertos con el fraile tres indígenas ya conversos que lo acompañaban.
EL
DATO
El 12 de junio de 2006 se presentó el documental “El Misterio de Fray Juan”
En Mayo de 1541, los indígenas de Tequila, Ahualulco y Ameca
se unieron a la rebelión, remontándose al cerro de Tequila, guiados por
Tenamaxtli. El 5 de Junio, Fray Juan Calero, en un intento por frenar el
levantamiento, fue al cerro a pacificarlos, invitándolos a bajar, pero fue
sacrificado a flechazos y pedradas.
Según se narra en el documental, repleto de testimonios,
los indígenas despojaron al franciscano de sus hábitos, le sacaron los dientes
y le quemaron la cabeza. Tras ser martirizado, el religioso permaneció a la
intemperie durante cinco días. Según cuenta la leyenda, su cuerpo, que exhalaba
olor a flores, fue hallado incorrupto el 10 de Junio y
trasladado al
convento de Etzatlán.
A partir de ese momento, el lugar en el que se encontró
su cadáver se convirtió, gracias al fervor de quienes le conocieron, en una
especie de santuario alrededor del cual se formó, años después, una ciudad a la
que bautizaron como San Juanito de Escobedo en su honor. Los cronistas
locales aseguran que el fraile fue asesinado en el lugar que ahora ocupa el
altar de la iglesia de dicha localidad.
PARA
SABER
El 19 de abril de 1940 en Pátzcuaro,
Michoacán, México, se realizó el Primer Congreso Indigenista Interamericano, en
el cual los indígenas debatieron sobre sus derechos y demandas por lo que fue
declarado como el Día Panamericano del Indio.
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