Nació en Etzatlán el 10 de octubre de 1803, llegando a
vivir a Autlán a principios de la década de 1820. Desde sus primeros años en
Autlán se distinguió por su carácter emprendedor y su interés por participar,
con su trabajo y aún con sus recursos económicos, en el desarrollo del pueblo.
Fue propietario durante muchos años de la tienda El Nuevo
Mundo, conocida después de su muerte como El Estanco, ubicada en el extremo
poniente del portal Guerrero y que fue la tienda más grande de la región en su
época. También fue el encargado de administrar el monopolio del tabaco, que
pertenecía al gobierno federal, además de ser administrador de correo y de la
venta de papel sellado, actividades que complementaba con la de su Quinta de
Valencia, ubicada en el actual barrio de La Quinta, donde tenía una caldera de
vapor y un pequeño molino de caña.
Fue parte del grupo de benefactores que financiaron la
reconstrucción, en la década de 1850, del acueducto que traía agua desde
Ayutita y que fue construido a principios del siglo XVIII, del que todavía se
conservan algunas ruinas. También planificó y financió la construcción, en
1869, de un dique que defendiera a Autlán de las crecidas de los arroyos al
norte del valle, que ocasionaban graves inundaciones. Según algunos autores,
aún existen restos de este dique, aunque no conocemos su ubicación exacta.
También promovió la construcción de los portales del centro de Autlán,
iniciando él mismo la de los portales Juárez y Morelos.
Al ser uno de los vecinos destacados, ocupó en varias
ocasiones la jefatura política de Autlán. En una primera etapa, fue alcalde
primero de 1842 a 1845, teniendo una segunda etapa, mucho más agitada, a partir
de 1858, cuando le tocó hacer frente a las distintas gavillas que se disputaban
el territorio durante la Guerra de Reforma. Con este cargo y sin ser partidario
de alguno de los dos bandos, armó a un grupo de vecinos para tratar de
mantener, en la medida de lo posible, la tranquilidad en el pueblo, en una de
las épocas más convulsas de la historia de Autlán.
A don Antonio Borbón le tocó, como al resto de los vecinos
más pudientes, padecer los préstamos forzosos del bandido Antonio Rojas.
Ejerció, ésta sí por su voluntad, la caridad con los pobres, siendo recordado
por no haber negado ayuda de cualquier tipo a quien se la solicitara y dejando
en su testamento un porcentaje representativo de su patrimonio para dedicarlo a
obras caritativas.
Falleció el 2 de noviembre de 1872 y sus restos reposan en
una gaveta del panteón de los Dolores.
Fuentes:
* Autlán. Rubén Villaseñor Bordes.
* Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco. Ernesto Medina
Lima.
* Autlán, Jalisco. Folleto conmemorativo de la inauguración
de la nueva Presidencia Municipal.
Ayudó a mantener la paz pública como jefe político en los
años de la guerra de Reforma y formó parte de la primera Junta Auxiliar de
Geografía y Estadística de Autlán, dependiente de la hoy Benemérita Sociedad de
Geografía y Estadística del Estado de Jalisco.
Calle
Antonio Borbón
Según el libro Calles y barrios de Autlán, último publicado
por don Ernesto Medina Lima, el 28 de septiembre de 1899 la calle hasta
entonces llamada de Las Montañas pasó a llamarse Antonio Borbón, en honor al
benefactor autlense del segundo tercio del siglo XIX. Así que, de todas las
actuales calles de Autlán, ésta es la que más tiempo tiene con su nombre, un
total de 115 años…
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