Al pie del extinto volcán de Tequila en Jalisco, el valle que lo rodea estuvo bañado por las aguas de lo que fue la laguna de Magdalena, casi tan grande como Chapala y cuyo gran tamaño hoy es historia apenas presente en fuentes documentales y que incluso guarda historias del pasado prehispánico y tradiciones únicas de Jalisco.
De acuerdo con fuentes académicas, la laguna “fue el segundo cuerpo acuático más grande de Jalisco (después de Chapala). Además de disputar el tercer sitio, a lo largo del Occidente de México, con el lago de Cuitzeo”. Medía 7 mil 028 hectáreas, cuyas aguas llegaban a municipios como Etzatlán, Magdalena, Ahualulco de Mercado, Hostotipaquillo y San Juanito Escobedo.
El sitio de lo que hoy es llamado laguna de Magdalena es posible localizarlo en línea, pero las proporciones con el pasado ya se quedaron en el recuerdo de algunos.
Su historia duró hasta casi entrada las cuarta década del siglo XX donde la ambición por campos de cultivo motivó ampliar los trabajos para desecar este cuerpo de agua, lo que dio paso a tierras productivas con cultivos como trigo y caña de azúcar.
La laguna contaba con tres islas, dos de ellas habitadas, Atitlan y Tenyca.
“Las chinampas” de la laguna de Magdalena
Al norte de la laguna se desarrolló un sistema de cultivos en campos elevados, que recordaba a las chinampas, cuyos creadores prehispánicos dejaron vestigios hoy investigados por especialistas en el Occidente del país y sus pueblos.
“Los datos científicos más recientes no dejan lugar a duda de que al norte de la laguna de Magdalena y parte de la presa de la Vega se construyeron durante el formativo tardío y clásico temprano extensos sistemas de campos elevados que formalmente remiten a las chinampas del centro de México (y que son los más extensos y tempranos de Mesoamérica), si bien funcionalmente son distintos a las chinampas mexicas”, señala un artículo de Letras históricas disponible en línea.
El sistema cayó en desuso y prácticamente olvidado o poco recordado por los habitantes.
Contaminación y trabajos para secar la laguna
Por varios años la idea de utilizar el lecho lacustre como campos productivos fue ganando apoyo, hasta que a inicios del siglo XX comenzaron los trabajos que se prolongaron por varios años hasta que cumplieran su cometido abriendo paso al maíz, trigo y caña, relata otro articulo del portal Estudios jaliscienses.
La laguna fue también afectada por los trabajos de la minería en Etzatlán, cuyo punto llamado La Candelaría ubicado al sur de la laguna fue el exponente destacado de estas actividades, donde el agua con la que lavaban los metales fue arrojada a la laguna.
Con la laguna desecada más de 3 mil hectáreas pasaron a la unión de ejidos para la realización de las actividades primarias.
Fuente: Milenio Jalisco
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