En estos tiempos está de moda, en distintos medios, los "muertos vivientes", pero en este relato hablaremos de los muertos que están el *purgatorio.
Está historia nos la contó Pedro e inicia cuando en su primer día de trabajo, en la ciudad de Guadalajara, tuvo que viajar en los autobuses de Autotransportes Etzatlán (ATE).
Un día anterior estaba nervioso, ya que se puso a pensar en distintas cosas como por ejemplo: La comida, los horarios, su nuevo lugar de residencia, los vecinos, los compañeros de trabajo,etc.
Por tal motivo no pudo dormir bien, así que al abordar el autobús, a los pocos minutos se durmió. Medio despertó en Tala y luego en periférico.
A Pedro le gusta sentarse a medio camión y encomendarse a las ánimas benditas del purgatorio. ( Una tradición de su abuela paterna y a la vez transmitida a su papá)
Pedro tenía que bajarse en la parada 18 de Marzo, del tren ligero.
En su primer día de trabajo era indispensable llegar a las 2 de la tarde para que el jefe, antes de irse a comer, le explicara sus actividades y presentarlo ante los compañeros.
Pedro estaba dormido profundamente, que no se percató que el autobús ya estaba en la parada que tenía que bajarse, cuando de repente sitio un golpe en el hombro que lo despertó... lo primero que hizo fue voltear atrás para ver quien le propinó el golpe y no vio a nadie. Luego se dio cuenta que ya estaba en la parada indicada y corrió a la puerta para bajarse y amablemente el conductor le abrió la puerta y descendió de la unidad.
Por el momento no se explicó quien lo había despertado, ya que lo que le importaba era llagar a la oficina.
El tiempo pasó, se adaptó a su trabajo y las demás preocupaciones poco a poco las iba resolviendo.
Los fines de semana se la pasa en Etzatlán y todos los lunes era tomar el ATE.
Un día, estando en la oficina, vio a un niño que entró a una área que estaba restringida, ya se manejaban documentos de valor y la puerta siempre estaba cerrada.
Pedro quedó extrañado por la entrada del pequeño y más por las miradas que cruzaron, pero pensó que era algún familiar de la persona y por eso lo dejó ingresar.
Llegó el tiempo en que Pedro tenía que entregar un documento en la oficina donde entró el menor de edad.
Al entrar buscó al niño y no lo vio, entregó el documento a su compañero y le preguntó por el menor de edad. Su compañero le contestó "¿Cuál niño?" y Pedro le dijo que había visto entrar a un niño y su compañero salió corriendo del lugar.
Pedro lo siguió y ya en la calle le preguntó que había pasado.
Su compañero medio pálido y con voz entrecortada le respondió que había un ente que apagaba las máquinas, hacia ruidos y soplaba en el oído o en la nuca.
Pedro ignoraba que pasaba eso, pues nunca le había pasado algo en ese lugar.
En ese momento se dio cuenta que alguien lo protegía y que estaba muy agradecido.
Se animó Pedro a contarnos su historia, después de que publicamos que se pretende encarcelar, por tres años, a los que causen un daño por ir texteando cuando van manejando un vehículo. Y en un comentario se menciona que algunos conductores de los autobuses de ATE hacen eso. Por eso se siente más protegido por las ánimas benditas del purgatorio.
Lo que hace Pedro, por las mañanas, es encomendarse a ellas y si quiere algo en especial les pide que lo orienten en lo más convenga y se lo deja en sus "manos" y agrega hay días que no entiende lo que pasa en su vida y con el tiempo razona que por algo pasan las cosas.
*PURGATORIO. En la religión católica, estado de purificación de las almas de los muertos en el que purgan sus pecados antes de alcanzar la gloria.
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