Tras tortura y dos años
de cárcel, ¡usted disculpe!
Perdió su libertad por
más de dos años, fue acusado de formar parte de una célula delictiva y no pudo
ver el nacimiento de su hija, aunque finalmente la justicia le dio la razón.
José Martín González
Moreno fue absuelto por un Tribunal de los cargos que pesaban en su contra por
portación de arma y delitos contra la salud, situación de la que siempre
sostuvo su inocencia.
Él fue detenido en Tala
por policías estatales el 18 de septiembre de 2014, y a partir de ahí tuvo una
sucesión de eventos en los que se incluye la tortura.
Lo ligaron a un grupo
criminal (CJNG) y fue entregado a la SEIDO. Estuvo preso en el penal federal de Villa
Aldama, Veracruz, y luego en el de Puente Grande, Jalisco.
Su defensa también
promovió una nulidad de actuaciones, tras detectar irregularidades en firmas de
los documentos, pero no prosperó.
Un peritaje ordenado
por el Consejo de la Judicatura Federal e integrado en el expediente
193/2014-III, reveló que sufrió tortura.
Pese a esto, en el
Juzgado Sexto de Distrito de Procesos Penales Federales de Jalisco le
impusieron una sentencia de siete años seis meses de prisión. Fue hasta la
apelación cuando un Tribunal lo absolvió.
A retomar su vida
Recordar todo lo que
sufrió tras ser encarcelado no es sencillo para José Martín González Moreno.
Los episodios de
tortura vuelven a él de forma clara y por momentos regresa a una celda de la
Calle 14, en la Fiscalía General del Estado, donde fue golpeado y sofocado,
aseguró.
La etapa que quizá fue
la más dura de su vida comenzó la tarde del 18 de septiembre de 2014, cuando
policías estatales llegaron a su casa, en el Municipio de Tala.
Con el señalamiento de
un sujeto al que no conocía -sostiene- fue detenido y acusado de portación de
arma y droga, además, se le ligó con un grupo delictivo.
"Me bajaron y ya
me llevaron a las oficinas de la Fiscalía, a la Calle 14, y ya uno de ellos me
dijo 'ahora sí ya viene lo bueno, cab...'", cuenta.
"Me empezaron a
golpear ya más fuerte, a quererme ahogar con agua, con una bolsa, me ponían con
la cabeza hacia abajo, los ojos vendados".
Insiste en que se
trataba de una equivocación, pero el maltrato no paró.
Cuando ya no pudo
soportar los golpes, les dijo a los supuestos agentes que firmaría la
declaración que quisieran.
De Jalisco fue llevado
a la Ciudad de México, donde estuvo a disposición de la SEIDO.
Después fue trasladado
al Cefereso de Villa Aldama, Veracruz, donde pasaba 22 horas al día encerrado,
hacía frío y la comida era escasa. Bajó por lo menos 18 kilos de peso.
Cuando fue detenido, su
esposa Edna Vega tenía siete meses de embarazo. Esperaban a su primer bebé, una
niña, y Martín se perdió su llegada.
"Tenía muchas
ilusiones de vivir todo eso y no me lo permitieron, estuve varios meses
deprimido, hasta que poco a poco y con ayuda de mi esposa y tratando de salir
adelante, logramos superarlo", recuerda Martín, quien era comerciante.
De Veracruz lo
trasladaron al penal federal de Puente Grande, en Jalisco, donde su ánimo
mejoró por estar cerca de su familia.
Aunque esperaba ser
absuelto por un juez, ya que un peritaje demostró que sufrió tortura, recibió
una condena de siete años seis meses de prisión.
Apeló la decisión y
finalmente un Tribunal lo absolvió después de dos años tres meses de encierro. El
pasado 11 de enero salió libre.
"Estoy contento
por volver a estar juntos, un poquito difícil porque sale uno con un poco de
miedo, con la incertidumbre de que no me vaya a pasar algo más, pero tratando
de salir adelante", finaliza, José Martín González Moreno, afectado.
Así fue recibido el
padre de familia y esposo por sus seres queridos tras retomar su libertad
FUENTE. Grupo Reforma/
Mural/Julio Pérez
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